Venta de tenangos llega a redes sociales

Sin intermediarios

Ciudad de México.- Cajas de madera dibujadas con espina de maguey, collares con conchas de mar, piezas de barro libres de plomo, espejos de hojalata, alebrijes, muebles y ropa pintados a mano, cobijas y manteles hechos con telares de cintura o de relieve. Sin intermediarios, artesanas y artesanos del norte y el sur del país venden sus productos realizados con técnicas ancestrales a través de redes sociales.

Durante la pandemia, por ausencia de turismo, talleres y familias de pueblos originarios de Sonora, Michoacán, Hidalgo, Puebla, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y otras entidades comenzaron a promover sus artesanías en Facebook e Instagram, lo cual les ha generado mayores ventas y envíos a nivel nacional e internacional.

El pasado miércoles, la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que reforma el artículo 4 de la Ley Federal del Derecho de Autor para reconocer la propiedad intelectual-colectiva y proteger del plagio a las obras de comunidades indígenas, las cuales han sido transmitidas por generaciones y reflejan valores de su cultura, religión y modo de vida.

Los legisladores expusieron que diversas marcas como Zara, Louis Vuitton o Carolina Herrera han comercializado los diseños de los pueblos originarios sin la autorización de las comunidades y sus creadores. El documento se envió al Senado para su debate.

“Ante las marcas o revendedores, muchas veces los artesanos creían que no encontrarían clientes por sí mismos. O muchas personas piensan que el trabajo del artesano no vale porque no tiene una marca, lo que se ha convertido en una competencia desleal. Pero difundiendo su trabajo se están dando cuenta que hay un mercado muy grande que quiere comprarles directamente”, dijo la promotora cultural Luz Valdez.

DEL ÁRBOL A LA ESCRITURA

Luis Santos, originario de San Pablito, en la Sierra Norte de Puebla, es un maestro artesano en papel mate, que obtiene a partir de la corteza del árbol conocido como jonote colorado, el cual crece en los cafetales de la región de Villa Juárez. Sólo para obtener una hoja blanca y lisa para trabajar libretas, portarretratos, separadores y demás, le toma 12 días.

“El papel a mate es una artesanía ancestral. Antes lo hacían los mayas y aztecas para sus códices. Ahorita en la actualidad lo hacemos para utilizarlo como decoración en una casa”, dijo entre canto de gallos.

En San Pablito los artesanos viven del turismo, pero desde hace un año que comenzó la COVID-19 el flujo disminuyó. “Han llegado muy pocos turistas, y nos han tocado muy pocas ventas. Pero con la ayuda de Facebook y algunas personas que comparten nuestro trabajo hemos sobrevivido a la pandemia”, afirmó Luis.

A partir de la difusión, han tenido clientes de Estados Unidos y de todo el país desde Baja California hasta Veracruz y Tabasco.

Aunque en el caso del papel mate cree que sea complicado que se plagie, dijo que esta práctica afecta a los artesanos.

“Nosotros que combinamos artesanías como el bordado de Tenango, originario de Hidalgo, veo que el plagio afecta a las señoras madres de familia que se dedican al bordado porque les quita el sustento”, afirmó. “Para ellas es muy difícil elaborar las piezas; se tardan hasta cuatro meses y no pueden competir con una maquinaria”.

Fb: https://www.facebook.com/artsantosr