No causan síntomas hasta que se vuelven lo suficientemente grandes como para causar dolor
Representando menos de 5% de los tumores de páncreas, los neuroendocrinos generan un reto médico debido a la complejidad de su diagnóstico y tratamiento.
Debido a que los síntomas aparecen cuando la enfermedad está en una fase avanzada, el cáncer de páncreas o pancreático es uno de los tumores más difíciles de diagnosticar.
Según la asociación mexicana INFOcáncer, la localización de esta glándula impide que los tumores más pequeños sean detectados durante las revisiones rutinarias.
Sin embargo, los tumores neuroendocrinos pancreáticos han generado gran interés científico debido a su complejidad de atención.
Mediante un comunicado, especialistas del Hospital Houston Methodist informaron a NotiPress que los tumores neuroendocrinos pancreáticos son raros y representan menos del 5% de todos los tumores de páncreas.
La Revista de Gastroenterología de México señala que en el país representa la decimosegunda causa de cáncer con 4,489 casos diagnosticados por año, siendo el 4.9% de las defunciones oncológicas.
El comunicado señala que el tumor de páncreas más común es el adenocarcinoma, suele ser más agresivo comparado con el tumor neuroendocrino, que crece lentamente. Por su parte, los neuroendocrinos suelen ser menos agresivos y causan poco o ningún dolor, pero son los más complejos en su diagnóstico y tratamiento.
Los quistes neuroendocrinos pancreáticos pueden ser funcionales o no funcionales. Los funcionales generan cantidades adicionales de hormonas, estas provocan signos y síntomas.
Los tumores productores de hormonas generalmente se conocen por la hormona que producen, como insulinoma y gastrinoma.
Por lo general, se diagnostican antes que los no funcionales.
Según los expertos, los tumores no funcionales no producen cantidades adicionales de hormonas y causarán signos y síntomas a medida que se propagan y crecen.
Por su parte, los neuroendocrinos generalmente no causan síntomas hasta que se vuelven lo suficientemente grandes como para causar dolor, pérdida de peso, pérdida del apetito o ictericia.
Asimismo, tumores neuroendocrinos productores de hormonas funcionales, como los insulinomas, pueden causar dolores de cabeza, visión borrosa, pensamientos incoherentes, sudoración y frecuencia cardíaca rápida.
Para el diagnóstico de este tipo de carcinomas, los médicos miden los niveles hormonales y otros efectos secundarios. «Los neuroendocrinos son visibles mediante tomografías computarizadas de alta calidad, resonancias magnéticas, ecografías endoscópicas y gammagrafía con octreótido, una prueba no invasiva para buscar células tumorales neuroendocrinas», indica el comunicado.
En este sentido, cirujanos pueden extirpar tumores neuroendocrinos y, a menudo, estas operaciones se pueden realizar por vía laparoscópica.
A diferencia de los pacientes con adenocarcinoma, los pacientes con un tumor neuroendocrino pueden beneficiarse de una operación incluso si el tumor se ha propagado.
Sin embargo, luego de la cirugía, se podría requerir quimioterapia para eliminar células tumorales o medicamentos para controlar los síntomas.