¿Sembramos vida?

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ANGEL CANO: Si vives en Pachuca, seguramente viste las llamas y el humo del incendio del cerro de San Cristóbal en la noche del jueves 5 de mayo.  Aunque aparentemente se apagó pronto y solo afectó 15 hectáreas, la realidad es que se reactivó al día siguiente.

Lo más triste es que, en éste momento, en México existen otros 81 incendios forestales activos en 16 Estados, entre los cuales se encuentran 9 áreas naturales protegidas, siendo la más afectada la biósfera de “El Cielo” en Tamaulipas. Un lugar que le hace honor a su nombre debido a su hermosura y a que literalmente, hay momentos del día en que te encuentras entre las nubes. En ése lugar, el incendio lleva 26 días activo, afectando 210 hectáreas y actualmente se encuentra “en monitoreo”, controlado al 60%.

Imagínate, si el incendio del jueves y viernes te pareció grande, éste que te cuento es 19 veces más grande. ¿Y por qué sigue activo, “en monitoreo”? Pues según la CONAFOR, ya no se va a extender más, está en una zona de difícil acceso, por lo que no se ha podido extinguir y se espera a que llegue a un punto estratégico para tener alcance y terminar con él. Algo muy similar se dijo con respecto al incendio del cerro de San Cristóbal; se dijo que los equipos de emergencia esperarían a tener mejor visibilidad y condiciones para poder hacer frente al incendio, ¡hasta la mañana siguiente, haga usted favor!.

Pero la cosa sigue peor, porque desde el 01 de enero y hasta el 28 de abril de 2022, se han reportado 3,390 incendios forestales en nuestro país. El 99% de ellos ocurren debido a actividades humanas, 4 de cada 10 de éstos incendios son provocados intencionalmente para cambiar el uso de suelo forestal a agrícola, lo cual es una actividad ilegal.  Otra actividad, parcialmente legal, pero sancionable en nuestro país, es la quema controlada de parcelas. Que de “controlada”, no tiene mucho que digamos, pues a menudo éste tipo de prácticas se salen de control y terminan por desatar incendios que devastan decenas de hectáreas.

En serio, las sanciones en el Código Penal Federal van de $8,400 a 1 millón de pesos a quien incendie una parcela y se salga de control en un incendio forestal, aunque depende de los daños provocados. El problema, como siempre, en nuestro país del “no pasa nada”, es que prácticamente nunca se encuentra a los culpables del ningún delito, ya sea porque no se les denuncia o por nuestro intrincado y tardado sistema legal o bien, porque las leyes están sujetas a interpretación del señor juez quien, puede concluir, con una buena lana de por medio, que “no existe evidencia suficiente” para determinar la culpabilidad de tal o cual persona.

Pero según la CONAFOR, vamos mejorando puesto que nuestros peores dos años, fueron 1998, con casi 14,000 incendios forestales y el 2011 con 10,000. Ello gracias a un sistema de alerta temprana que, con satélites detecta los puntos de calor en áreas forestales.  Pero “del dicho al hecho, hay mucho trecho”, como dice el viejo y conocida refrán. Aunque se pueden detectar en forma temprana, no siempre se pueden combatir oportunamente por falta de recursos humanos y tecnológicos para acceder a ésas, zonas. En México, no tenemos de ésos aviones- cisterna, que salen en las películas gringas, de ésos que avientan enormes cantidades de agua sobre el bosque en llamas, los helicópteros que tenemos son solo para monitoreo y los brigadistas se desplaza por tierra a través de caminos, donde no entran las pipas, total que nunca es suficiente. ¿Cómo entonces se espera que se controle el fuego de manera oportuna?

Por éste tipo de situaciones, frecuentemente los bomberos y otros cuerpos de emergencia, deciden no atacar. Yo mismo he reportado decenas de conatos de incendios forestales y quemas de parcelas con riesgo de salirse de control. Aunque si me han hecho caso algunas veces, la gran mayoría, me ignoran porque:  1.- no les doy las coordenadas exactas ni formas de acceso, o sea quieren que les diga santo y seña de cómo llegar, en camión, por cuales calles y colonias y la verdad, no siempre me los sé. 2.- “No tienen agua”. 3.- No hay suficiente personal, están ocupados con otras emergencias y 4.-“Si lo que se quema es sólo hierba y maleza, no importa” ( así me han contestado).

Así estamos, pero lo bueno ( sarcasmo), es que nuestro país por fin se sumó al compromiso de 124 países para poner fin a la deforestación en la próxima década, esto en el marco de la COP26, que significa “Conference of Parties”, traducida literalmente como “ Conferencia de las Partes” o como la conocemos en México:  Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, acontecida en noviembre 2021, en la ciudad de Glasgow Escocia. La cual, en teoría, es un compromiso de los líderes del mundo para trabajar de manera colectiva a fin de detener y revertir la pérdida de los bosques y la degradación de la tierra para el año 2030, a la vez de promover un desarrollo sostenible y promover una transformación rural inclusiva.

La estrategia de México el programa “Sembrando Vida”. Se trata de un programa en el que, grupos de 25 sembradores instalan sus propios viveros, en los cuales producen plantas que utilizarán posteriormente y reciben apoyo económico por ello. Una vez conocí uno y me declaró que la verdad no siembra nada, solo cobra. Es por ello que los expertos opinan que se trata de un programa con buenas intenciones, no obstante, en la práctica ha dejado muchas dudas:

«No existe información o base de datos que contengan los porcentajes de efectividad respecto a las cantidades de árboles sembradas, normalmente puedes acceder a cuántos árboles fueron entregados y en qué lugares, pero, no tenemos información exacta en donde podamos corroborar o supervisar que, sí entregaron 100 árboles, cuántos quedaron sembrados y cuantos vivieron».

«De los que he visto son árboles pequeños y el éxito depende en gran medida de la zona donde los vayas a plantar.   Por ello, se necesita darle continuidad a los árboles y si no les estás regando pues no van a vivir, creo que está fallando en la implementación pero más que nada en la continuidad y seguimiento en el programa»

¿Cómo entonces cumpliremos el compromiso firmado en la COP26?.

 

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