Controversia por gastos en instrumentos de lujo de la Sedena frente a carencias en la ESM
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) realizó una inversión de 15.3 millones de pesos para la adquisición de 53 instrumentos musicales destinados a su orquesta sinfónica. Esta compra incluyó trompetas, timbales, clarinetes, flautas y tubas con acabados de lujo, y se gestionó a través de una licitación pública en Compranet. La decisión de la Sedena generó controversia, especialmente al ser comparada con la situación de la Escuela Superior de Música (ESM), donde estudiantes y profesores enfrentan falta de equipos básicos y condiciones dignas de estudio.
De acuerdo con Latinus, la Sedena adjudicó el contrato a la empresa Impulsora Cultural y Tecnológica, que presentó la propuesta más cara, superando a las empresas Zuca Innovations y Pianissimo, cuyos costos eran menores pero fueron descalificadas por no cumplir «técnicamente» con los requisitos. Los instrumentos adquiridos incluyen materiales exclusivos como plata esterlina, oro rosa, acero azul y madera de pino de Nueva Zelanda, detalles que elevaron el precio de cada pieza. Como ejemplo, un clarinete fue cotizado a la Sedena en 290 mil pesos, cuando su precio en el mercado ronda los 120 mil pesos, lo cual despertó críticas sobre un posible sobreprecio en la compra.
Demanda de la comunidad de la ESM por recursos básicos
Mientras la Sedena adquiere instrumentos de alta gama, la Escuela Superior de Música enfrenta condiciones adversas las cuales afectan tanto a estudiantes como a profesores. El pasado 24 de septiembre de 2024, la comunidad de la ESM presentó un pliego petitorio con 28 demandas dirigidas a la presidencia de la República. Los estudiantes solicitan, entre otros puntos, la renovación de sus instrumentos, que están en condiciones precarias. Omar López, estudiante de la ESM, describió esta situación: «son instrumentos inservibles, totalmente inservibles, rotos… incluso de calidad de juguete», lo cual limita el aprendizaje musical.
Además de los equipos, la infraestructura de la ESM es otro foco de atención. Los cubículos y las salas de ensayo presentan problemas de humedad, ventanas rotas y pisos deteriorados, lo cual afecta tanto el uso de los instrumentos como el ambiente de estudio. Asimismo, los estudiantes y docentes exigen la actualización de los planes de estudio, los cuales llevan 19 años sin cambios. Un maestro que trabaja hace 10 años en la ESM, señaló que los intentos de renovación fueron obstaculizados por directrices superiores y añadió que muchos profesores trabajan con contratos temporales, lo cual genera inestabilidad y repercute en la calidad educativa.
Este contraste entre las adquisiciones de lujo de la Sedena y las necesidades urgentes de la Escuela Superior de Música pone en evidencia la disparidad en la distribución de recursos dentro de instituciones dedicadas al desarrollo cultural en México. La inversión en instrumentos de alta gama para la orquesta sinfónica militar, frente a la carencia de equipos básicos en la ESM, plantea preguntas sobre las prioridades en el financiamiento de proyectos artísticos y educativos. Mientras la Sedena se dota de instrumentos lujosos, la comunidad estudiantil de la ESM lucha mediante un paro de actividades por condiciones mínimas que garanticen una educación musical digna.