Dispositivos como rastreadores de sueño no pueden diagnosticar el insomnio, la narcolepsia o cualquier otro trastorno del sueño
Hoy en día es difícil tener una buena noche de descanso y es normal buscar soluciones ante dicho inconveniente; y una de ella son los rastreadores de sueño.
Casi la mitad de las personas se sienten somnolientos al menos tres días a la semana, según una encuesta realizada recientemente por la Fundación Nacional del Sueño (NSF) en Estados Unidos. En ese sentido, para muchas personas es difícil tener una buena noche de descanso; por ello es natural buscar formas de mejorar la rutina de sueño. Con ello, los rastreadores de sueños son una nueva técnica que comprende los hábitos de sueño; pero, ¿qué tan precisos son realmente?.
«El monitoreo del sueño a través de un reloj inteligente o dispositivo portátil se está volviendo cada vez más popular. Por un lado, esto es bueno; te permite empezar por un buen paso, comprender tus hábitos de sueño. Muchos de estos rastreadores proporcionan mucha información, pero gran parte de ésta puede no ser muy precisa. Y es posible que no ayuden del todo a conseguir un mejor sueño «, explicó el Dr. Ali Sawal, médico de atención primaria del Hospital Houston Methodist en información para NotiPress.
Sin embargo, lo anterior no significa que los rastreadores de sueño sean una pérdida de tiempo. Así pues, la mayoría de estos dispositivos requieren de mucha batería. Si bien pueden variar, las dos mediciones principales de recopilación durante toda la noche son el movimiento y la frecuencia cardíaca. Dichas mediciones se procesan a través de algoritmos y se agrupan cuidadosamente en paneles de modo que proporcionen datos para ayudar a comprender el sueño.
Uno de los paneles que suelen tener los rastreadores de sueño son el de control de suspensión. Y sus métricas generalmente incluyen hora de acostarse; hora de despertar; tiempo dedicado a cada etapa del sueño; frecuencia cardíaca y puntuación general del sueño. De esta manera, la señal roja en el panel o tablero indicador de sueño hace que muchos se pregunten si existe una falta de sueño o bien, ya un trastorno de este.
Los rastreadores de sueño no pueden detectar la apnea del sueño ni diagnosticar otros trastornos del sueño. Es decir, no se puede utilizar para diagnosticar la apnea del sueño, el insomnio, la narcolepsia o cualquier otro trastorno. Tras lo anterior, existe un estudio del sueño, llamado polisomnograma, en el cual los expertos confían para analizar los patrones de sueño de una persona e identificar qué está causando trastornos del sueño. Los estudios miden las ondas cerebrales, movimiento de ojos y piernas, patrones de respiración y niveles de oxígeno en la sangre.
Entonces, ¿son útiles los rastreadores de sueño?; así tras los datos recopilados por los rastreadores de sueño portátiles son mediciones muy indirectas del sueño. Con esta ciencia imperfecta, es posible que se deba ser más cauteloso con métricas más complejas, como la calidad del sueño o los puntajes de sueño. No obstante, las mediciones más confiables en estos dispositivos son cuándo el usuario fue a dormir, cuándo despertó y el tiempo total de descanso. Si bien estas métricas pueden no sonar tan llamativas, esta información puede ser muy beneficiosa para identificar los factores que conducen a la falta de sueño.
Por lo tanto, ¿qué rastreador de sueño es el mejor?; existen muchas opciones en el mercado, al momento de elegir uno de estos dispositivos. Cada uno utiliza sus propios sensores y algoritmos patentados para monitorear e informar sobre el sueño. «Un rastreador de sueño que solo arroja una tonelada de datos, pero que no te ayuda a traducirlos, no te proporcionará grandes beneficios», explica el Dr. Sawal.
Además, se debe considerar un rastreador de sueño que se integre con otros dispositivos inteligentes para ayudar a mejorar realmente los comportamientos de sueño. Esto, por medio de recordatorios de la hora de ir a la cama; programación de rutina de relajación antes de acostarse; evaluación del entorno de sueño y seguimiento del consumo de cafeína o alcohol, y horas de ejercicio.