Ésta será la pregunta clave que los casi cien millones de votantes mexicanos deberán responder antes de un año.
El dos de junio de 2024, serán electos el o la titular de la Poder Ejecutivo, 128 senadores y 500 diputados federales.
De igual forma las personas titulares de ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Además, los miembros de 30 congresos estatales, una vez ya elegidos los Congresos de Coahuila y el Estado de México, el cuatro de junio pasado.
Se añaden a la lista electoral mil 580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales, todo un paquete comicial a cargo del Instituto Nacional Electoral, cuyas reglas vigentes se mantendrán conforme el Artículo 105 de la Constitución, según el cual queda descartado cualquier cambio en las normas electorales 90 días antes del 2 de septiembre de 2023, cuando inicia el proceso electoral de 2024.
El candidato o candidata de Morena a la presidencia del país será anunciado entre el cinco y seis de septiembre próximo, conforme lo convenido por esa tolda política en su Consejo Nacional este último fin de semana, cuando se definieron las reglas.
Este mismo lunes, el canciller Marcelo Ebrard, confirmará su renuncia como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, para emprender a partir del lunes próximo, 19 de junio, su campaña nacional en busca de la candidatura de Morena.
Se prevé, conforme el acuerdo del domingo, las renuncias esta misma semana de los tres aspirantes a la candidatura presidencial guinda, entre ellos la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo; el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández y el senador Ricardo Monreal Ávila.
La mañana de este mismo lunes es previsible que el presidente Andrés Manuel López Obrador rompa el voto de silencio que se autoimpuso la víspera durante una gira por San Luis Potosí, en torno al proceso sucesorio y los acuerdos alcanzados durante el Consejo Nacional de Morena, que encabezó el gobernador sonorense, Alfonso Durazo.
Es previsible de igual forma que la oposición política a Morena ahora si rompa su letargo, más aún cuando ya fue escrita la historia de las elecciones en el Estado de México y Coahuila, con los resultados ya de todos conocidos y donde conviene apuntar la candidata opositora, Alejandra del Moral Vela, asumió la responsabilidad total de los resultados, algo novedoso en la política mexicana. Es cierto, Del Moral perdió los comicios, pero quizá esa derrota y la reivindicación de su responsabilidad en ésta, marcaron el nacimiento de una auténtica líderesa política en ese bastión priísta.
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Pronto, tan pronto como una semana, los aspirantes a suceder a López Obrador el año próximo, echarán mano de todos sus cacharros como parte de la lucha sucesoria. Ya se verá de qué está hecha la Cuarta Transformación en este proceso eleccionario, el primero y más crítico que pueda experimentar el partido gobernante.
Los electores, esos casi cien millones de votantes facultados para determinar el curso de la historia de un nuevo sexenio en puerta, dispondrán de prácticamente un año para informarse, reflexionar o votar en consecuencia. Nadie podrá ni debería llamarse a engaño.
Hay un saldo del primer gobierno de la Cuarta Transformación.
Entre los puntos clave para cualquier elector en 2024 están por supuesto, los resultados del gobierno de López Obrador a escala federal y los que ya están arrojando las 21 gubernaturas de este partido, movimiento u lo que sea políticamente hablando.
A diferencia del voto depositado en julio del 2018, en medio de una expectativa por un cambio en México, hoy tenemos un país con saldos concretos en materias críticas para la inmensa mayoría nacional. Aludo por supuesto lo que ya a éstas altura, es palpable como herencia sexenal en materia de seguridad, combate al crimen, economía, salud, seguridad social, empleo, infraestructura, fiscal, empleo, educación, vivienda, desarrollo, inversión, diplomacia e inserción de México en el mundo. Hay muchas más materias, entre ellas por ejemplo el nuevo papel de los militares bajo la 4T, el combate a la corrupción y la eficiencia gubernamental, que también deberán evaluar los electores al momento de ejercer su derecho al sufragio en el ya cercano 2024. Este examen deberá de hacerse con sensatez, información objetiva y ojalá que de manera desprejuiciada y sin apasionamientos, manipulación y mucho menos amenazas e intimidaciones de ninguna índole. Esto sería lo aconsejable y saludable para México, y su futuro posible. Veremos.