Rumbo al 30 de octubre se han cruzado denuncias y ataques usando todos los medios posibles lo que ha enrarecido el clima de la más importante elección brasileña.
15 de octubre de 2022.- Con un 49 por ciento de los electores a su favor, Luiz Inácio Lula da Silva, lidera la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el Brasil, mismas que se celebrarán el 30 de octubre y que lo mantiene por arriba de la preferencia del actual mandatario Jair Bolsonaro.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) se encuentra a la cabeza de una de las más reñidas elecciones de la historia reciente del país, pero también de las más desafiantes por los altos niveles de desinformación que se construye en torno al mismo proceso.
A dos semanas del día de la votación, se dice en Brasil que es la desinformación lo que más ha ensuciado el proceso y no ha permitido que la sociedad pueda conocer la dimensión del enfrentamiento político e ideológico entre los contendientes.
La polarización no solo se da en las calles, también ha alcanzado las redes sociales y se cruzan ataques en la televisión y redes sociales, llegando al grado a utilizar diversas aplicaciones de mensajería que ayuden a demeritarle trabajo de los dos contendientes
La desinformación ha ensuciado el pulso entre el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, y sigue una tendencia creciente a dos semanas de la segunda vuelta electoral con denuncias diarias en la Justicia.
El 5 por ciento de diferencia a favor de Lula da Silva, ha detonado el aumento considerable de noticias falsas, lo que hace al ambiente más caldeado y sensible a todo tipo de publicaciones que aparecen de manera constante han coincidido en señalar expertos en la materia y miembros del Tribunal Superior Electoral (TSE).
De hecho, este último, el TSE, a través de su presidente Alexandre de Moraes, ha ordenado suspender investigaciones contra encuestadoras que había solicitado el Ministerio de Justicia, noticia que ha molestado sobre manera a Jair Bolsonaro al considerar que las encuestadoras mienten, ahora de la mano del TSE.
