Se le acusa de no haber actuado en denuncias de abusos sexuales, señala fue un error involuntario
Este martes el papa retirado Benedicto XVI pidió perdón por cualquier “grave falta” en la gestión de cerca de 500 abusos sexuales perpetrados desde 2019, por parte de clérigos, aunque no aceptó ninguna infracción personal o concreta.
El jerarca católico escribió una carta donde reconoció errores y pidió perdón después de que un reporte independiente criticara sus acciones en cuatro casos cuando era arzobispo de Múnich, Alemania.
El papa emérito, Benedicto XVI, de 94 años, respondió así, a la información que fue difundida el 20 de enero por una firma legal alemana, que señaló una gravísima culpa.
Benedicto XVI fue el primer papa que se encontró con víctimas de la iglesia católica, pero se declaró inocente y agradeció la solidaridad y apoyo del papa Francisco.
“Me siento especialmente agradecido por la confianza, el apoyo y la oración que el papa Francisco me expresó personalmente”.“He tenido grandes responsabilidades en la Iglesia católica. Eso hace mayor mi dolor por los abusos y los errores ocurridos en esos distintos lugares durante el periodo de mi mandato”, dijo el papa emérito.
Los autores del reporte le acusaron de mala conducta por no haber restringido el ministerio de los sacerdotes implicados incluso después de que fueran condenados por cargos penales.
El reporte también reprobó a sus predecesores y sucesores y estimó que en las décadas estudiadas hubo al menos 497 víctimas y al menos 235 sospechosos de abusos.
Este martes, el Vaticano publicó una carta escrita por Benedicto XVI en respuesta a las acusaciones, junto con una respuesta más técnica de su equipo de abogados y asesores, y es que habían entregado antes una respuesta de 82 páginas a la firma de abogados donde se registraban sus casi cinco años de mandato en Múnich.
La conclusión de los asesores de Benedicto XVI era firme: “Como arzobispo, el cardenal Ratzinger no se vio implicado en ningún encubrimiento de actos de abuso”.
La carta de Benedicto XVI, que se describió como una “confesión”, señaló que, en sus reuniones con abusos de víctimas durante su pontificado, “he visto de primera mano los efectos de una falta muy grave”, escribió, “Como en esas reuniones, sólo puedo expresar una vez más a todas las víctimas de abuso sexual mi profunda vergüenza, mi profunda pena y mi sentida petición de perdón”.
El reporte refiere que los abogados identificaron cuatro casos en los que Ratzinger fue acusado de no actuar contra los agresores: en dos casos, los sacerdotes habían cometido sus delitos cuando Ratzinger era arzobispo y fueron castigados en el sistema legal alemán, pero la Iglesia los mantuvo en su labor pastoral sin limitar su ministerio.
Un tercer caso implicaba a un religioso condenado por una corte fuera de Alemania pero que entró en servicio en Múnich, mientras que el cuarto implicaba a un sacerdote condenado por pedofilia al que se permitió un traslado a Múnich en 1980 y más tarde se asignó un ministerio.
En 1986, el sacerdote recibió una sentencia en suspenso por abusar de un niño.