Mediciones de 2021 arrojaron que los niveles de dióxido de carbono de este año alcanzaron un nuevo récord, 50% por encima de los niveles preindustriales
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo nivel histórico, de 419 partes por millón (ppm) en mayo de 2021, el más alto desde que comenzaron las mediciones precisas hace 63 años. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, en inglés), esta cifra 50% mayor a los niveles preindustriales sobrepasó por 1.82 ppm los niveles de mayo de 2020.
Aunque este incremento fue ligeramente menor al de años pasados, la NOAA asegura que no hubo una señal discernible de la perturbación económica mundial de la pandemia de coronavirus. Si bien algunos estudios señalaban una disminución de los niveles de dióxido de carbono fósil en el pico de los confinamientos por la Covid-19, a finales de 2020 ya se temía un regreso a los niveles prepandémicos. Incluso se habló entonces de la posibilidad de una reaceleración de las emisiones de dióxido de carbono, debido a las acciones para estimular la economía global en respuesta a la pandemia.
Según los especialistas, el dióxido de carbono se genera por las emisiones de combustibles fósiles a base de carbono, utilizados ampliamente en el transporte, la generación eléctrica. La fabricación de cemento, la deforestación y la agricultura también contribuyen a su generación, junto a muchas otras prácticas. Junto a otros gases de efecto invernadero, el CO2 atrapa el calor saliente de la superficie del planeta, evitando su salida al espacio y causando el calentamiento constante de la atmósfera terrestre.
De acuerdo a la NOAA, los niveles de dióxido de carbono en la tierra alcanzan su punto máximo cada mayo, previo al florecimiento de la vida vegetal en el hemisferio norte. Esto debido a que durante el otoño, el invierno y principios de la primavera en el norte las plantas y los suelos emiten dióxido de carbono. Cuando florece la vegetación en mayo, ésta absorbe parte de del dióxido de carbono de la atmósfera. No obstante, este alivio es parcial pues las emisiones de la quema de carbón, petróleo y gas natural superan con creces la capacidad de absorción de las plantas. Con esto, el aumento de los niveles de dióxido de carbono consigue llegar a nuevos récords cada año.
Si no se actúa oportunamente ante el calentamiento global, los científicos esperan efectos catastróficos en la vida del planeta. Entre ellos, se espera que, para 2100, el verano en el hemisferio norte alcance los seis meses de duración, según un estudio publicado recientemente en la revista Geophysical Research Letters. Si la tendencia de calentamiento continúa sin mitigarse, el invierno podría durar menos de dos meses y las temporadas de transición de primavera y otoño se reducirán aún más para 2100, asegura el estudio.
Este aumento en las temperaturas también afectaría negativamente el nivel del mar, aumentándolo hasta un metro con el derretimiento de los glaciares y las capas de hielo. Esto a su vez causaría la migración de un millón de personas habitantes de tierras bajas por cada centímetro de aumento en el nivel del mar.
Por esta razón, que en 2021 se alcance un nuevo nivel récord del nivel de dióxido de carbono en la atmósfera es preocupante. En estas circunstancias, los gobiernos y organizaciones internacionales deben trabajar más eficientemente para disminuir las emisiones de dióxido de carbono de acuerdo a los objetivos del Acuerdo de París. Sólo al reducir las emisiones de las grandes industrias contaminantes se puede aspirar a evitar verdaderamente los efectos más desastrosos del cambio climático.
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