Había una vez un continente mágico nombrado para honrar a un italiano (Amerigo Vespucci) por un cartógrafo alemán (Martin Waldseemüller) motivado en vender muchos mapas. Ese continente es este. Desde entonces los europeos han tejido una nueva historia, y etiqueta, para edificar su mito sobre los cimientos de nuestro suelo.
Como todo fabulista necesita un villano para enaltecer al héroe, los nativos fuimos transformados en transgresores y los invasores en héroes. Y como escrito por Esopo o los Hermanos Grimm, los países con mayor consumo de drogas han hecho a nuestros agricultores y comerciantes villanos de una guerra contra el narcotráfico que Occidente ha creado. ¡Ave María, parece una fábula!
La reciente liberación de siete ciudadanos estadounidenses presos en Venezuela a cambio de dos sobrinos del presidente Nicolás Maduro presos en EEUU por narcotráfico ha ofendido a muchos; especialmente a la oposición venezolana y los derechistas de Miami. Pero, ¿qué vino primero: el huevo o la gallina?
Esa doble moral tiene origen en el puritanismo con que se fundó la nación del norte. Y cuando se reprime un deseo o adicción, se esconde.
Durante la era de Prohibición del Alcohol (1920-1933) nuestros vecinos cruzaban la frontera para consumirlo en México. Al criminalizar el alcohol EEUU fomentó la entrada del crimen organizado y la mafia italiana ‘al negocio’.
La presión política forzó la ley federal el 17 de agosto de 1920 antinmigrante (por alemanes e irlandeses borrachos) y la presión económica luego forzó su suspensión el 5 de diciembre de 1933 (Gran Depresión), que impulsó la legalización para incrementar ingresos vía impuestos.
El capitalismo puro vs la moral racista.
Hoy vivimos tiempos similares. Pero ahora los villanos viven en América Latina y sus alegadas víctimas son los consumidores estadounidenses que no pueden resistir el canto de sirena de la cocaína, la heroína y el fentanilo.
Sin embargo, existe -hoy-, una relación similar entre nuestros países y los clientes del norte; quienes participan del negocio, pero, permanecen invisibles al mundo. Una que el intercambio de prisioneros entre el presidente Biden y presidente Maduro revela, provocando la crítica de esos que miran desde afuera una relación co-dependiente sin país ni partido político.
Por ejemplo, la Operación Casablanca en 1995, cuando la Oficina de Aduanas de Los Ángeles descubrió miembros de carteles de droga lavaban ganancias de ventas en EEUU en sucursales de bancos mexicanos de la frontera. Resultando en arrestos de banqueros mexicanos y venezolanos, que de acuerdo a leyes internacionales violaron la soberanía mexicana al no tener esta autoridad legal para conducir este tipo de acción jurídica en otro país.
O cuando el presidente Clinton dio ‘perdón presidencial’ al narcotraficante argentino Carlos Vignali, de Los Ángeles, luego que el hermano de su esposa, Hugh Rodham, recibiera un pago de $200,000 dólares del padre de Vignali por hacer llamadas a Casa Blanca a favor de la liberación de su hijo.
Durante la presidencia de Donald Trump fue liberado al ex-secretario de la Defensa Nacional de México, General Salvador Cienfuegos Zepeda, por supuestos vínculos con el crimen organizado.
El arresto en el aeropuerto internacional de Los Ángeles fue aprobado por la DEA sin conocimiento de la Casa Blanca.
El motivo de la liberación del Gral. Cienfuegos fue proteger el acceso de las autoridades estadounidenses a la cooperación policial mexicana y proteger la seguridad y los intereses nacionales estadounidenses que exigen mantenerse en secreto.
Moraleja de la clásica fábula danesa ‘El Patito Feo’, escrita por Hans Christian Anderson, es no juzgar a otros por su apariencia física (raza o lugar de origen) porque las apariencias engañan.
Luis Vega (c) 2022
