Parte 2

No lo sé todo ni pretendo saberlo todo. Sin embargo, en este tiempo que la lucidez y conciencia han permeado mi vida para navegar en esas aguas del autoconocimiento, ha resurgido en mí un reconocimiento, un llamado interno imposible de silenciar:

“Ahora, sin intermediarios, te toca descubrirte a ti mismo”. Es una faena que para nada es fácil, es desafiante. Pero, hoy sé que ha valido cada instante de alegría, amor y consciencia que inunda mi vida. Me siento feliz, agradecido y pleno. Y aprendo diariamente de cada situación, personas e incluso, de esos grandes maestros que llaman animales y seres vegetales, como los árboles, (eso último suena loco, pero es una realidad).

Agradezco a esas “Mis Tablitas Salvavidas” que me mantuvieron a flote en esos episodios de mi vida: caminos de las religiones y filosofías espirituales. Me di cuenta que la divinidad de la que me hablaron desde pequeño NO ESTÁ en una iglesia, una mezquita o una estupa budista, ni en una imagen, figura, lienzo, rito, libro, decreto u oración.

Esa divinidad está en UNO (el famoso cliché). Aunque hoy agrego una herramienta que funciona y que en el SILENCIO PROFUNDO, al que sin mantras, ni meditaciones ni música, sino con la pura respiración.

También, se refuerza a través de la introspección, las risas y la responsabilidad de las acciones que se va despertando esa consciencia milenaria y que TÚ y YO tenemos.

QUEDAR EN EL PEDIR
Sin pretender juzgar a nadie, y a manera de ejemplo, muchos creyentes siguen rezando o asistiendo a rituales para que santos, vírgenes o deidades “les concedan algún milagro” de sanación, protección, encontrar trabajo o mejorar su vida.

Sin embargo, (retomando el ejemplo del enfermo) le pide y pide a un santo que interesada y le ayude, y suele pasar que, se queda en «EL PEDIR» y no se hacen responsables de su creación. Es decir, no cambian los malos hábitos (sobre todo alimenticios) que los llevaron a enfermar, ni activa su cuerpo o le da nutrientes a su organismo y continúan replicando conductas que les generan problemas. Es como una pastilla o medicamento que solo calman el síntoma y que no llegan hasta la raíz del problema.

Esto que te comparto, lo hago con un profundo respeto del LIBRE ALBEDRIO de cada quien y de lo que se decida creer. Como siempre lo digo, «si algo te abona, tómalo y si no deséchalo, no pasa nada”.

Dice el poeta William Blake que «cuando abres los ojos por dentro, te das cuenta que la realidad es un espejismo». Fue durante ese proceso de «soltar» que percibí que al venerar y rendirles culto a esas entidades, les entregaba una parte de mi poder.

En la medida que cedía mi poder, la fuerza interior se diluía en las expectativas proyectadas. Incluso, caí en dependencias de una oración sistemática, decretos, misa o canalizaciones. Todo eso me MANTENIA DESAPARTADO DE MI MISMO, pues la MENTE dominaba mi ser.

En la tercera y última parte, compartiré la herramienta para practicar EL SILENCIO PROFUNDO.

GRACIAS.