· Fue encarcelado por robar 6 pesos para curar a su bebé
· La percepción de inseguridad, fotografiada por el INEGI
La percepción ciudadana de inseguridad pública continúa alta en México, y no tiene nada qué ver con si el presidente es Calderón, o Peña, y menos Andrés Manuel; y no es culpa de nadie.
La violencia, la criminalidad, la inseguridad son asunto estructural que se crea desde que el mexicano es concebido en el vientre de su madre, fortaleciéndose al obtener el diploma de haber sido damnificado de la mala educación, sobre todo de malos tratos en la familia. O salvaje necesidad de comer, unida a una supina ignorancia de cómo se preparan unos frijolitos charros.
Recuerdo que hace años, poco más de medio siglo cuando menos, mi reporte a Radio Universidad de Guadalajara se refería a la detención y encarcelamiento, en algún lugar de México, o de Colombia (se me desdibuja la memoria), de un hombre que había robado seis pesos. Y qué creen. ¡¿Para comprar un medicamento y aplicárselo a su hijo de dos años, que ardía en fiebre!?
Nadie, ni el abogado defensor de oficio pudo sacarlo de la cárcel a pobre infeliz. El niño murió. La madre se fugó con otro hombre. Y nuestro héroe se quedó en la cárcel y ya no supe por cuánto tempo. ¡Por seis pesos! No hubo el medicamento. Y pues nadie lo buscó porque no había dinero. En el monedero negro tengo 50 pesos. Quién sabe cuánto habría en el de baqueta de res, que extravié hace dos jornadas y es la hora que no encuentro.
Pues volviendo al asunto horrendo, inquietante, de miedo de la inseguridad pública, los amigos del INEGI enviaron a las redacciones de los medios informativos, la mañanita del martes 19 de octubre, dos encuestas, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana y el Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2021. Ambos ejercicios son de la autoría del Instituto.
El sentimiento de miedo es preocupante: 64.5% de la población de 18 años y más considera que es inseguro vivir en su ciudad. A mí me sugirió mi hija que mandara a instalar unos barrotes de fierro para proteger los ventanales de la casa, que dan a la calle. Y su miedo, su precaución, es que los ladrones pudiesen romper un vidrio, introducir por el ventanal a una persona pequeña, un niño, un enano, para llevarse lo valioso que encuentren, que en realidad es muy poco en términos materiales.
Ya me ocurrió hace unos tres años, cuando abrieron la puerta que da a la calle, imagino que, con una llave maestra, porque no forzaron nada; revolvieron todo, y se llevaron el televisor y dos computadoras, más discos grabados con información periodística. Entonces, todos los de casa estuvieron seguros de que los ladrones venían de algún puesto de la policía política, el tan mentado Cisen.
Revisando la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, descubrí que las ciudades con mayor proporción de población que siente inseguridad son Fresnillo, Ciudad Obregón, Irapuato, Coatzacoalcos, Naucalpan de Juárez y Zacatecas. Y mire como está ahora Zacatecas de los Monreal Ávila (ahora lo gobierna David quien vio que los asesinos mataron a 120 personas, durante el primer mes de su mandato.
En específico, 75% de la población siente inseguridad en los cajeros automáticos localizados en la vía pública, 68.7% en el transporte público, 61.4% en el banco y 56.2% en las calles que habitualmente usa.
Y la inseguridad, el miedo, siguen tan campantes, escudados por la pandemia de coronavirus.