El personal médico se enfrenta a la muerte y enfermedad grave atendiendo a los afectados por la Covid-19
Por Patricio Contreras
El Hospital Houston Methodist brindó a NotiPress testimonios del doctor Enrique Ortiz-Díaz para concientizar sobre la labor de los médicos contra la Covid-19.
El día internacional del médico se celebra el 3 de diciembre y, desde el inicio de la pandemia, todos los casos de Covid-19 en el mundo han sido atendidos por profesionales de la salud, demostrando ser héroes de carne y hueso. Estos han dejado de lado horas de descanso, tiempo con sus familias y su seguridad por salvar la vida de millones de personas. En el contexto de este día, se busca rendir un sincero homenaje a todos los profesionales de la salud en esa primera línea de batalla frente al nuevo coronavirus.
Existen muchas historias destacadas, pero el Hospital Houston Methodist compartió con NotiPress la del dr Enrique Ortiz-Díaz, médico especialista en cuidados intensivos y medicina pulmonar en dicha institución. Nacido en Puerto Rico, el doctor Ortiz-Díaz se encuentra en la primera línea de cuidados intensivos del Hospital Houston Methodist Willowbrook. En esta institución ha tenido que enfrentar día a día a la muerte, así como aumentar su capacidad de resiliencia y compasión.
Willowbrook es uno de los hospitales satélite del Hospital Houston Methodist, el cual antes del inicio de la pandemia tenía, en cuidados intensivos, una capacidad de 32 camas. Esta se vio superada debido a los ingresos que diariamente llegaban por sospecha de coronavirus durante la más reciente ola. «Con la llegada a diario de más pacientes, tuvimos la necesidad extraordinaria de incrementar la capacidad de cuidados intensivos de 32 camas a 75. Los turnos en el hospital son de 12 horas cada uno, y en cada turno hemos llegado a admitir hasta 11 pacientes en la unidad de cuidados intensivos. Lo cual es mucho, ya que representa una tercera parte de la capacidad original», explicó el especialista.
La demanda hospitalaria ha sido tal que, «hemos tenido que adaptar lugares del hospital que no fueron diseñados para esto, con requerimientos extraordinarios. Ello, con el afán de no dejar de atender a ningún paciente, ya que del 100% de los pacientes que llegan a cuidados intensivos 80% es por alguna falla orgánica por Covid-19″. Para el dr Ortiz-Díaz, de todos los picos que presentados en esta pandemia, el vivido en verano pasado 2021 con la llegada de la variante Delta ha sido el más agresivo. «En el 2020, aquí en Houston como en otros lugares, había más conciencia sobre el distanciamiento social, incluso todos los lugares promovían el uso de cubrebocas. Pero este año las cosas han cambiado y hay un sinnúmero de personas que se resisten a vacunarse y desafortunadamente, la gente está también desesperada por volver a la vida normal y eso los llevó a relajar las medidas sanitarias», afirmó.
«La gente comenzó a enfermar de manera desproporcionada el verano pasado, por lo que en la unidad de cuidados intensivos comenzamos a ver a un gran número de personas jóvenes, con familia y niños pequeños, llegando al hospital severamente enfermas. Desafortunadamente muchos de ellos perdieron la batalla, lo que se hubiera prevenido si se hubiesen vacunado a tiempo». El especialista agregó, «menos del 10% de los pacientes infectados en esta última ola tenían ya al menos una dosis de vacuna, desafortunadamente la gran mayoría que se infectan hasta la fecha no están vacunados. Lo cual es muy lamentable ya que sabemos que la vacuna no te eximirá de un contagio, pero sí hará que la respuesta a la enfermedad sea mucho menos agresiva.»
Para Enrique Ortiz-Díaz ser médico de primera línea dejó grandes lecciones, tanto profesionales como personales. Aseguró, la práctica lleva a la excelencia, y el tener que manejar tantos pacientes y con respuestas tan diversas le ha abierto el panorama de las infinitas opciones dentro de la medicina. Asimismo, el ser compasivo es otra de la lección dejada por la pandemia, pues ha debido encarar el tener que notificar la salud del paciente, buena o mala, a los familiares.
«Hemos tenido que aprender a tomar el teléfono y hablar con las familias y darles seguridad, ser sinceros pero respetuosos. Tratamos siempre de ser compasivos y que la familia se sienta acompañada». Por ello y por las más de 5 millones de personas que trágicamente han perdido la vida en el mundo, a raíz del Covid-19, el doctor Ortiz-Díaz hizo un llamado a vacunarse. «Tener la vacuna no es un chaleco antibalas, pero es una ayuda; además, debemos seguir evitando las aglomeraciones y continuar con el distanciamiento social. Es crucial seguir cuidándonos porque esta pandemia aún no ha terminado y si queremos salir bien de esto, cada uno debemos de poner de nuestra parte», concluyó el especialista.