La Revocación de Mandato es un ejercicio absolutamente necesario para la democracia en México. Desafortunadamente, esa no es la opinión de muchos. Recientemente leí algunos artículos con respecto a tal ley, por supuesto que algunos están de acuerdo con que es una implementación que podría mejorar el problema de la impunidad; sin embargo, hay otros que lo tratan como una actividad perjudicial.
Me sorprende que se le compare a López Obrador con mandatarios que son completamente diferentes a su figura, por ejemplo, con Donald Trump. Un expresidente con poca preparación en la política, un sujeto sumamente conservador, que por supuesto jamás promovería la democracia de manera real en su país. El movimiento de López Obrador motiva la justicia, y está tomando acciones coherentes para que se cumpla.
Tomaré algunos de los puntos clave que expone uno de los periódicos más importantes a nivel internacional: la crisis que podría traer la retirada de un presidente. Dicho medio de divulgación argumenta que se dejaría en un estado crítico al país si se le despojara al mandatario en turno. En mi opinión, es completamente comprensible tal preocupación; pero, me parece absurdo la falta de sentido crítico, ya que hemos presenciado masacres, corrupción, negligencia, mala administración y un sinfín de atrocidades por parte de gobiernos anteriores.
Luego se habla sobre la supuesta coerción hacia el INE para que aplicara la ley de Revocación de Mandato. Pienso que es disparatado hablar de lo que es “injusto” para dicha institución que se encarga de la democracia, cuando el primero objetivo de la Revocación es hacer de México un país libre de impunidad. Se le está pidiendo a la institución correspondiente que haga sus labores.
Finalmente, el INE ya ha validado 3.2 millones de firmas para la Revocación de Mandato, lo que cubre el 3.29 por ciento de lo requerido. Es decir, la aplicación de la ley ya es más que un hecho. Así que, a pesar de todos los intentos de los opositores de Morena por evitar cada paso que da, les ha sido imposible detener su indudable fuerza.