
El domingo de Pascua, o de resurrección, marca el momento culminante de la Semana Santa y simboliza el cumplimiento de las promesas celestiales
La Pascua es una de las festividades más significativas dentro del calendario religioso cristiano. Su origen y significado están profundamente vinculados con la fe, la renovación espiritual y el triunfo de la vida sobre la muerte.
Cada año, millones de creyentes en todo el mundo conmemoran este acontecimiento que representa la resurrección de Jesucristo, tres días después de su crucifixión.
Desde una perspectiva cristiana, la Pascua marca el momento culminante de la Semana Santa y simboliza el cumplimiento de las promesas divinas. Para los fieles, es una celebración de esperanza, redención y una nueva oportunidad para reforzar la fe y los valores espirituales.
Sin embargo, la Pascua tiene raíces que se remontan incluso más allá del cristianismo. En la tradición judía, se celebra la Pascua o «Pésaj», una festividad que conmemora la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Esta coincidencia temporal y simbólica ha influido en el significado cristiano de la fiesta, uniendo conceptos de liberación y salvación.
Además de su significado religioso, la Pascua también se ha transformado en una celebración familiar y cultural en muchos países, marcada por rituales, comidas tradicionales y símbolos como el huevo de Pascua, que representa la vida nueva y la fertilidad.
En resumen, la Pascua es mucho más que una festividad: es un momento para la reflexión, la renovación espiritual y el encuentro con lo sagrado. Su mensaje central invita a los creyentes a renacer en la fe, a dejar atrás lo negativo y a abrirse a la esperanza de un nuevo comienzo.