“Sanar el niño interior no es solo un ejercicio de reconciliación con el pasado, sino un acto necesario para construir un futuro más pleno y auténtico.…”
Por Kathya Moreno
Desde la infancia, vamos acumulando experiencias que nos moldean, pero muchas veces también cargamos heridas que nos acompañan sin darnos cuenta. Esas cicatrices emocionales no solo influyen en nuestras relaciones, sino que también determinan la manera en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo. Sanar el niño interior no es solo un ejercicio de reconciliación con el pasado, sino un acto necesario para construir un futuro más pleno y auténtico.
El niño que fuimos sigue vivo dentro de nosotros, con sus miedos, sus anhelos y sus preguntas sin resolver. Cuando no atendemos esas heridas, el adulto que somos se convierte en un reflejo de esas carencias: la inseguridad, el miedo al abandono o la necesidad de validación pueden sabotear nuestras decisiones. Muchas veces nos exigimos ser versiones «perfectas» de nosotros mismos sin comprender que, para crecer, primero debemos abrazar a ese niño y darle el amor y la seguridad que quizás le faltaron.
Sanar no significa quedarnos atrapados en el pasado, sino tomar consciencia de él para transformar nuestro presente. Significa reconocer nuestras emociones, permitirnos sentir y darnos el permiso de construir nuevas narrativas. No se trata de buscar culpables, sino de encontrar respuestas y darnos a nosotros mismos la oportunidad de vivir con mayor libertad emocional.
Ahora bien, sanar al niño interior es solo el primer paso. También debemos cuidar al adulto en el que nos queremos convertir. Esto implica preguntarnos quiénes queremos ser, qué valores nos definen y qué tipo de vida deseamos construir. Es un trabajo continuo de autoconocimiento y autocompasión, en el que cada decisión nos acerca o nos aleja de la persona que queremos llegar a ser.
El adulto que quiero ser, o la persona en la que me quiero convertir, tiene puesto su “presente” en lo que estamos construyendo ahora, vale la pena pensar, ¿lo que hago hoy me está acercando a alcanzar mis sueños? ¿Estoy cuidando del cuerpo de mi “adulto mayor” para que no sufra? ¿Estoy teniendo las experiencias que quiero contar de mi juventud?
Nuestro futuro se construye con cada decisión que tomamos en el aquí y en el ahora. No podemos cambiar lo que vivimos en el pasado, pero sí podemos decidir cómo queremos que nos impacte en el futuro. Sanemos hoy, por el niño que fuimos, por el adulto que somos y por el ser humano en el que queremos convertirnos.
Construyamos juntos la mejor versión de ti.
@proyecto_be