Como un gesto de cercanía y humildad, el Pontífice compartió este jueves Santo con 70 reclusos en la prisión de Regina Coeli
Este Jueves Santo, el Papa Francisco visitó la cárcel de Regina Coeli, ubicada en el barrio del Trastévere en Roma, a escasa distancia del Vaticano, como parte de su ya habitual gesto pastoral de cercanía con los sectores más vulnerables de la sociedad durante las celebraciones de Semana Santa.
La visita duró aproximadamente 30 minutos y fue confirmada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, que detalló que el Pontífice llegó al lugar alrededor de las 14:54 horas (local) y fue recibido por la directora del penal, Claudia Clementi, junto a personal del centro penitenciario.
En la rotonda principal de la prisión, el Papa sostuvo un encuentro privado con unos 70 internos, reafirmando su mensaje de esperanza, reconciliación y perdón. Este acto se enmarca en la costumbre del Santo Padre de celebrar los oficios del Jueves Santo fuera del Vaticano, particularmente en entornos de exclusión o sufrimiento.
🔴»El #PapaFrancisco ha llegado de visita a la cárcel Regina Coeli, recibido por la directora, Claudia Clementi, y está entrando en la rotonda principal, donde mantendrá un encuentro con unos 70 reclusos». #Roma pic.twitter.com/aYpIPtBXfo
— Vatican News (@vaticannews_es) April 17, 2025
El Jueves Santo, celebrado este año el 17 de abril, marca el inicio del Triduo Pascual, que conmemora momentos clave de la Pasión de Cristo, como la Última Cena, el lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía y el sacerdocio.
A diferencia de años anteriores, Francisco no presidió la tradicional Misa Crismal en la Basílica de San Pedro. En su lugar, el rito fue encabezado por el cardenal Calcagno, delegado del Pontífice.
En su homilía, el Papa exhortó a los sacerdotes a “recomenzar bajo el signo de la conversión” durante el Año Jubilar, animándolos a transformar la fe en acciones concretas de servicio y compasión.
La visita del Papa Francisco a la cárcel de Regina Coeli es un gesto de cercanía yreafirma su compromiso con una Iglesia cercana a los olvidados, llevando su mensaje de esperanza incluso tras los muros de un penal.