Estados Unidos enfrenta una ola de desinformación ante elecciones presidenciales 2024

Empate técnico entre Trump y Harris a un mes de las elecciones. Fotocomposición

Teorías conspirativas y desinformación están inundando las redes sociales a solo días de las elecciones en Estados Unidos

 

 

A medida que se acercas las elecciones en Estados Unidos, una ola de desinformación está inundando las redes sociales instalando una serie de noticias falsas en torno a los comicios. Muchas de estas narrativas están tomando cada vez más fuerza en plataformas como X, Instagram o Facebook. Sin embargo, los responsables de estas redes sociales se desligaron de la responsabilidad de verificar esta información.

Noticias como que los funcionarios electorales del condado de Bucks, en Pensilvania, están destruyendo los votos por correo emitidos a favor del expresidente Donald Trump; o que soldados estadounidenses están autorizados a usar fuerza letal contra los partidarios de Trump que se amotinen si el expresidente pierde son falsas. Estas teorías se intensificaron en grupos de seguidores de Donald Trump y tuvieron un gran alcance entre sectores poco escépticos.

Luego de que el expresidente perdiera las elecciones de 2020, sus aliados conformaron una red de seguidores de Trump en las redes sociales para crear una serie de teorías conspirativas que tuvieran injerencia entre los estadounidenses. Este accionar tiene como punto culminante las elecciones de noviembre de 2024.

«Lo que más me preocupa de este año es que tenemos una ventana mucho más opaca a la penetración de estas mentiras, vengan de donde vengan. En general, los medios sociales han dejado de moderar estos contenidos», asegura Nina Jankowicz, ex coordinadora de desinformación en la administración Biden y actual directora ejecutiva del American Sunlight Project.

No obstante, las autoridades aseguran que uno de los amplificadores de las fake news es Rusia. Luego de que se viralizara un video que mostraba a trabajadores electorales en el condado de Bucks, Pensilvania, destruyendo votos por correo emitidos para Trump, el FBI, la CIA y la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura (CISA)emitieron una declaración conjunta que atribuía el video como parte de los esfuerzos de Rusia para influir en el resultado de las elecciones.

«Esta actividad rusa forma parte de un esfuerzo más amplio de Moscú para plantear preguntas infundadas sobre la integridad de las elecciones estadounidenses y avivar las divisiones entre los ciudadanos. En el período previo al día de las elecciones y en las semanas y meses posteriores, la comunidad de Inteligencia espera que Rusia cree y publique contenido mediático adicional que busque desestabilizar la confianza en la integridad de las elecciones y dividir a los estadounidenses», expresaron las agencias.

Aun así, las teorías conspirativas sobre fraude electoral nacen de activistas pro-Trump locales cuyos relatos son amplificados posteriormente por la red coordinada de grupos negacionistas que aun niegan la victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020. Estos sectores lograron crear grandes conexiones por el alto alcance que las redes sociales les ofrecen y por el apoyo de algunas de las figuras más poderosas dentro del ala conservadora.

Estos grupos no solo difunden teorías sin fundamento sobre el registro de votantes o supuestas «mulas de votación», sino que, además, instruyen a sus seguidores sobre cómo maximizar el alcance de estos mensajes en plataformas convencionales y alternativas, tales como Facebook, X, y Truth Social. Iniciativas como el libro electrónico de la Heritage Foundation, «5 Shocking Cases of Election Fraud», también contribuyen a este ecosistema, promoviendo supuestos casos de fraude en varios estados de EE.UU.

Para Nicole Gill, directora ejecutiva de Accountable Tech, la desinformación encuentra en las grandes plataformas tecnológicas un terreno fértil, ya que la falta de moderación permite que estos contenidos se propaguen ampliamente. Gill afirma que este fenómeno permite a los votantes encontrar «pruebas» que refuercen cualquier teoría conspirativa que compartan, sin importar su veracidad, debilitando así las fuentes de información confiables y dificultando que el público acceda a una verdad objetiva en el entorno digital actual