-Que el que quedó muy mal con los migrantes y con la prensa en la reunión interinstitucional donde hablaron de los programas para atender a los paisanos deportados fue el secretario de gobierno, Guillermo Olivares Reyna. Con los primeros, por no dejarlos hablar cuando son ellos los que viven el problema, y quisieron externar toda la problemática de viva voz y dar posibles alternativas de acuerdo con su experiencia, pero, no, por órdenes del secretario, les negaron la palabra.
-Que el maltrato hacia la prensa por parte de Olivares Reyna, sus desplantes y su forma arrogante y grosera, dejó una vez más a todos los reporteros indignados, pues es una falta de respeto, no solo dejar a muchos con la palabra en la boca, sino abrirse paso para huir, sin importarle lastimar a las compañeras de los medios.
¿Cuál es su problema con la prensa, señor secretario? Ya ni el gobernador Julio Menchaca tiene esas actitudes con los medios de comunicación, ni mucho menos con la gente a la que gobierna.
-Que los que se llevan todos los créditos para bien son los empresarios hoteleros, restauranteros y de haciendas, que más allá de esperar que el gobierno todo lo resuelva, se organizan entre ellos y hacen sinergia con los productores para mover y fortalecer el mercado interno. Qué bien que estas iniciativas se pongan en marcha, pues además de mostrarnos la gran variedad de productos agroindustriales de nuestro estado, nos dejan ver que lo que producen es de gran calidad y está a nuestro alcance.
-Que no importa si fue tarde o no, hoy el cambio climático ha recorrido las estaciones del año y el invierno promete seguir siendo muy crudo en algunas zonas, de ahí que es bueno que el DIF Hidalgo se haya dado a la tarea de entregar cobijas en algunos municipios como Actopan, cuyos apoyos van dirigidos a las familias más vulnerables.
Acciones como estas, que en otros gobiernos se denominó “Programa Abrigo”, demuestran que antes sabían qué hacer y cómo atender a las familias.
-Que ahora se hable de corrupción, esa es otra cosa, pero sin duda, se veía la acción gubernamental a tiempo, cuando la temporada estaba por iniciar, para que la gente no la pasara tan mal y con el tiempo se fue perfeccionando, pues ya no solo entregaban cobijas, sino chamarras y otras prendas abrigadoras.