Carlos Ramos

@cramospadilla

El presidente de este país ha quedado uno y otra vez como encubridor de quienes se satisfacen y se atascan en el lodo  de la corrupción, enriquecimiento y abuso de poder.

No hay duda de eso, hay evidencias desde Palacio Nacional se ha estimulado la erosión de las instituciones que deben ser las más importantes para la nación: el Ejército, la Iglesia, la academia, la democracia y últimamente la impartición de la justicia.

No es la primera ocasión que AMLO cuestiona y fustiga a los ministros de la Corte que no le corresponden a sus imposiciones.

Gravísimo que en estos días entremos al juego presidencial de demoler al INE y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La democracia , es un ejercicio legal que nos permite determinar nuestra forma de gobierno y tenemos una instancia mayor para respetar nuestros códigos legales que nos legitiman como sociedad y nos da fuerza como estado.

Que el presidente motive la confrontación sobre las instituciones únicamente refuerza su idea de “mandar al diablo a las instituciones”, y eso no lo podemos permitir.

Lo digo en serio,  AMLO ha prostituido al Ejército, ha deshonrado a la iglesia, menospreciado a la sociedad, ha intentado dinamitar a la UNAM, quiere manipular al INE y colocar sus piezas a modo en la Suprema Corte para hacer de esta nación una entidad sin Estado de Derecho.

Esta perversa conducta nos conduce a un retroceso que nos orilla a la anarquía y a las dictaduras, es decir, o nos revelamos ante el poder con todas sus consecuencias o de lo contrario anularemos  nuestras garantías constitucionales para confeccionarnos a todos iguales/ pobres e incultos.

AMLO se ha burlado de la máxima popular “El INE no se toca” y pronto, ya lo veremos intentar dinamitar a la UNAM, le faltan aulas para el adoctrinamiento que ya inició con los libros de texto.

Estamos perdiendo terreno como sociedad para jugar a las mañaneras, para creer que los ahí comunicadores son los estandartes de la libre expresión cuando a los verdaderos profesionales los lleva al paredón para que sean lapidados por “el pueblo bueno”.

No hay pruebas de sus acusaciones, no ha llevado a los criminales a la cárcel, solo persigue a los empresarios, a los científicos, a los periodistas y a lo que llama los aspiracionistas.

Desde su escritorio recibe información de cómo los carteles ofrecen obsequios a la población y nada ocurre, bueno si, que vaya a pasar lista a Badiraguato.

Le valen poco los muertos del Metro, porque regala impunidad con descaro.

Nos vamos a arrepentir de cómo estamos perdiendo espacios y fuerza.

Será amlo el expresidente más cuestionado y perseguido dentro y fuera del país y a ello está condenando también a sus arrogantes hijos.

No podemos esperar más de un personaje que a su propios hogar lo presume como “la chingada” de ahí para abajo estamos todos.

A este país lo salvan las instituciones. Que alguien me replique que en los movimientos de la historia, la Independencia y la Revolución se han generado las traiciones y los crímenes más espantosos, díganme un líder revolucionario, Madero, Carranza, Zapata, Villa, Obregón… que no hayan sido objeto de traición y muerte.

Por ello, las instituciones han superado a los apellidos. Ahora se pretende lo contrario, emergen a mesías, a redentores salvadores de la Patria para dominar.

Veamos si me equivoco.
*Conductor del programa Va En Serio mexiquense tv a canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio