Hoy que la inmensa mayoría de la clase política en todo el país solo habla del gran tema nacional, que les interesa sobre cualquier otro, porque en su mayoría, ahí está su supervivencia política y quizás personal: el proceso electoral y los candidatos; yo hablaré de las carencias, de las necesidades de los hidalguenses y de la falta de atención a estas por aquellos que también en su momento fueron candidatos y una promesa y una esperanza para miles de familias.
Y no es que no me interese el proceso electoral, ¡claro qué me importa! Porque de los resultados de dicho proceso dependerán en buena medida el rumbo y futuro del país.
En primer lugar diré que, ante la imposibilidad en este momento y en este
proceso electoral, sea el pueblo de México quien verdaderamente asuma las riendas
de la nación a través de un verdadero partido que represente y defienda sus intereses,
debemos evitar, en la medida de lo posible, errores capitales, como los cometidos en el
2018, donde se dio poder desmedido al Ejecutivo Federal con el control absoluto de
las Cámaras de representantes, tanto del Senado como de Diputados y control de los
Congresos locales para poder modificar la Constitución a su antojo y a sus intereses.
Y digo que en la medida de lo posible debemos evitarlo, pues, como sabemos, no todo
depende del voto ciudadano libre y secreto.
Así que, mi llamado es a evitar que cualquiera de los partidos o coaliciones se
lleve, como ellos suelen decir, “carro completo”; que logremos un equilibrio de
poderes para evitar abusos e injusticias y que continúe la destrucción del país;
asimismo, que alcancemos un poder legislativo (diputados y senadores) al servicio de
todos los mexicanos, no solamente de su partido o del Presidente de la República en
turno, que como lo vivimos más acentuadamente en el actual sexenio, donde los
diputados se plegaban sin chistar a las órdenes del presidente López Obrador; es
decir, la mayoría de los integrantes de la Cámara de Diputados estaban ahí para
complacer al Presidente, para obedecerlo, para aprobar todo lo que les ordenaba; no
eran representantes del pueblo; fueron (son aún) representantes y empleados del
Ejecutivo; de tal forma que con esa actitud sumisa y medrosa permitieron que el
actual presidente se erigiera prácticamente en un dictador y destruyera algunas de las
pocas cosas que tenía el país en beneficio de las familias trabajadoras, como el Seguro
Popular, las Estancias Infantiles, Prospera, etc.
Y, una de las consecuencias de ese poder desmedido otorgado al presidente
López Obrador, fue la eliminación de casi todos los programas sociales a cambio de los
apoyos económicos en las “tarjetitas” para los adultos mayores y jóvenes en edad de
votar; se suprimió el presupuesto para obra pública en comunidades y colonias
populares, de tal forma que, ya al término del sexenio de López Obrador, las miles de
necesidades persisten, y en varios casos se agravaron: no hay nuevos caminos rurales
construidos, ni hospitales, ni medicamentos, ni escuelas; municipios completos siguen
sin red de agua potable y drenaje, etc., y en muchas entidades, los gobernadores
siguen el ejemplo del presidente: no atienden, no resuelven, y responden con más y
más barata demagogia y con mayor abandono a sus gobernados.
¿Hasta cuándo se atenderán las necesidades de los pueblos y colonias
populares? ¿Hasta cuándo se atenderán respetuosa y diligentemente los problemas de
toda la ciudadanía, desde los de agua potable, salud, educación, seguridad y respeto a
la vida y bienes de las personas? Quizás hasta que el pueblo gobierne.
Por lo pronto los antorchistas de todo el país continuaremos demandado
atención y solución a los problemas de la población, que se apliquen recursos de
manera responsable para atender sus demandas y no en obras faraónicas o en
caprichos del gobernante en turno. Y en ese mismo tenor, los hidalguenses
organizados en el Movimiento Antorchista seguiremos insistiendo para ser
escuchados por el señor gobernador de Hidalgo y que se reparen tantas injusticias
cometidas en agravio de miles de hidalguenses.
Seguiremos demandando servicios básicos para cientos de comunidades,
pavimentación de caminos, construcción de hospitales y buena atención y
medicamentos; igualmente, pago a los profesores que llevan años sin salarios y
reconocimiento a la labor de los docentes de nivel básico con mejores salarios y
prestaciones de ley; justicia para los campesinos y colonos de Huejutla, a quienes les
fue arrebatada su tierra por un grupo de facinerosos que hasta el día de hoy gozan de
impunidad. De igual manera demandaremos cumplimiento al derecho a la vivienda y
a un programa alimentario para las regiones más pobres de la entidad, así como una
verdadera solución a la crisis hídrica, es decir, ¡agua para todos!
Amigos, compañeros antorchistas, los invito a que nos reunamos el próximo 17
de abril en Plaza Juárez, en la sede del gobierno del estado, para que, de nueva cuenta,
solicitemos atención y diálogo resolutivo a las autoridades estatales.