. Estando de regreso en la mansión de Wheeler. Barkhit contó lo sucedido a su pequeña hija, a manera de un cuento donde papá (él), era parte de un equipo de superhéroes; obviamente no narró el miedo que sintió al viajar en la nave ni confesó que gritó como niña por el terror. Linka y Yi lo observaban desde la sala, cómodamente sentadas en sendos sillones, mientras revisaban en sus correos electrónicos, sin asuntos “de la vida real”.
– Yi, llevo casi un mes fuera de Ucrania, he pospuesto y cancelado citas y audiencias, no puedo seguir evadiendo mis responsabilidades laborales. Si sigo así, iré a la quiebra. ¿Cómo has logrado estar tanto tiempo ausente de tu trabajo?, ¿no te han despedido?
– Pues si, oficialmente, estoy desempleada desde la semana pasada. Francamente no me importa ya, he decidido que mi nuevo trabajo será ser planetaria. No tengo ningún inconveniente en ser mantenida por Wheeler.
-¿ Y tu familia que piensa?
– No les he dicho, recuerda que no tengo hijos. Mis padres y hermanos, tienen sus vidas normales, con empleos y todo. Estamos muy distanciados, así que los veo poco y no necesito darles grandes explicaciones, simplemente, podría decirles que tengo un nuevo empleo que me exige viajar mucho, lo cual es parcialmente cierto. Cuando me volví planetaria, mis padres no lo creyeron, no apoyaban la idea de que vagara por el mundo, “perdiendo mi tiempo en salvar al mundo”, en lugar de terminar mis estudios y buscar un empleo. Jamás creyeron en el anillo del agua, en Gaia, ni el Capitán Planeta por más que se los conté, hasta creyeron que había comenzado a usar drogas. Me enviaron al psiquiatra, pero jamás me tomé las pastillas.
– Les hubieras demostrado lo que puede hacer el anillo
– Decidí no hacerlo, comprendí que no tenía caso. Mis padres, como la mayoría de las personas, no creen en éstas cosas, por eso me alejé de casa, vivo sola y rara vez platico con ellos. De hecho siguen pensando que tengo una especie de depresión y que seguramente llevo algún tratamiento, porque soy risueña. En fin así las cosas. ¿Y tú que tal, Linka?
– Yo estoy sola, mis padres y hermana murieron hace ya tiempo, tampoco me casé ni tuve hijos. Me dedico a mis litigios y la campaña contra la energía nuclear, recuerda que soy abogada.
– Eso ya lo sé. Lo que yo quiero saber es ¿qué harás tú?¿ Volverás a tu vida normal?
– No puedo dejar mi trabajo así nomás y mucho menos, permitir que Wheeler me mantenga. No sé si pueda mantener éste “ nuevo empleo”, como tú lo llamas….
Mientras ellas analizaban sus proyectos de vida, en otra habitación. Steve se encontraba con “Nancy”, moderando una especie de sesión espiritista. Ya que con el anillo, había invocado al espíritu de Ma-Ti, para que, a petición de ella, pudieran platicar.
– Hola Ma-Ti. No se por dónde empezar, te preguntaría: ¿como estás, que has hecho?, pero no me imagino que podrías hacer en tu … estado.
– Hola Nan-Ki. Pues verás, en mi “estado”, el tiempo, que es solo invención humana para explicar la secuencia de eventos que generan cambios a su alrededor, no existe. “Estoy”, por decirlo de algún modo en animación suspendida.
-¿Vives dentro del anillo?
– No, mi espíritu está en otro plano entre la vida terrestre y el mundo de los espíritus. Soy lo que algunos llaman un alma en pena, ligada a un objeto, en éste caso, el anillo… Aunque sí me produce un gran dolor ver como se está acabando nuestra selva y como la mayoría de nuestros hermanos de tribu, han tenido que adaptarse a la vida de ciudad, francamente, no estoy en pena…
– ¿Pero, estás preso en éste mundo terrenal, no?
– Se dice que las almas en pena se quedan en éste mundo hasta que cumplan sus asuntos pendientes, hasta que concluyan su misión, yo no tengo asuntos pendientes, pude haberme ido al mundo de los espíritus, como lo hizo Kwuame, pero yo me quedaré para seguir luchando.
– ¡No acabarás nunca!- y comenzando a llorar, le soltó la gran pregunta- ¿significa que nunca volveremos a estar juntos? … todos éstos años, me he consolado con la idea de que algún día nos encontraremos en el mundo de los espíritus para vivir juntos en la eternidad, como esposos, la vida que nunca tuvimos, ésa vida que nos arrancaron el día de nuestra boda- el llanto no le permitió continuar. Sentado muy cerca de ella, Steve, se unió a su llanto al escucharla.
– Lloraría si pudiera, recuerdo ésa vida que soñamos y que no tuvimos. Me duele demasiado verte así. Pero, en éstos años de vida espiritual, he comprendido…
– ¿No soy yo tu asunto pendiente?- le gritó ella entre lágrimas.
– He comprendido que nuestra felicidad en vida, es nada comparada con la realidad del espacio- tiempo. Hay tanto por conocer, por descubrir, por realizar, mucho más allá que sólo ser felices mientras podamos; aunque la realidad es dura, es mejor sentirla tal cual que engañarnos con ideas optimistas de que todo estará mejor en algún otro momento…que viviremos felices para siempre.
-¿Y qué debo hacer yo, entonces?¿ de qué me sirve vivir? – continuó vociferando entre lágrimas
– Eso lo decides tú.
-¿Y si mejor me muero? ¿Así acabaría mi sufrimiento?¿Estaré tan serena como tu? ¿Los muertos sufren Ma-Ti?
-No lo sé, ésta serenidad que me notas, no es algo que se alcance con la muerte. Los espíritus también sufren, aunque de una manera diferente a los humanos, según lo he sabido por otras almas en pena que me he encontrado a través de los años. Ni ellos mismos saben explicarlo, dicen que al no tener un cuerpo, no sienten esa opresión en el pecho, no salen lágrimas de sus ojos y cosas así, es difícil expresar lo que siente un alma sin cuerpo, cuando toda la vida, asociamos los sentimientos a una parte del cuerpo… Estuve un breve periodo en el mundo de los muertos, no sé cuánto fue, no sé describir lo que sentí, solo había silencio, mucho silencio, mucho vacío, ni siquiera tenía un cuerpo, una imagen; pero de alguna manera podía ver luz, sólo luz. No vi a nadie más…no era como lo imaginaba. Por eso preferí quedarme a ayudarle a Gaia.
-Oigan, que triste- les interrumpió Steve.- ¿Ma-Ti, que pasará cuando muera?¿ no veré a mis abuelitos?
– No lo sé, todo indica que no. Creo que eso jamás lo sabremos los humanos.
– Te desvaneces- les interrumpió Gaia que había visto casi toda la reunión, porque la puerta estaba abierta- simplemente dejas de estar, en “el mundo de los espíritus”, como ustedes los humanos lo llaman, no hay materia, tiempo, consciencia ni nada. Los humanos viven pensando que los espera una eternidad de dicha y paz; pero no es así…
-¿Y entonces que debemos hacer?- preguntó “Nancy”
– Por lo pronto, pueden ayudarme a evitar su propia extinción como especie, salvando a las otras especies. Darle sentido a su vida terrenal, porque créanme que no existe un “más allá”. La dicha, placer y felicidad que pueden sentir en sus cuerpos, no se puede sentir en el mundo de los espíritus.
– No entiendo nada, ¿significa que vivimos engañados?- le preguntó Steve.
– Descuida, casi nadie lo entiende. En cierta forma si viven engañándose a sí mismos. Los humanos, desde que comenzaron a existir, se han cuestionado el sentido de la vida y al no encontrar respuestas, han creado innumerables mitologías y relatos que les consuelan. Son pocas las religiones o sectas que aceptan ésta realidad.
– ¿De qué nos serviría salvar las especies animales, si nadie nos lo va a agradecer?¿De que sirve hacer algo bueno en ésta vida, si no habrá una eternidad para admirar lo que logramos?- preguntó despechada Nan-Ki.
-Ése es el otro gran problema de los humanos, siempre esperan tener reconocimiento, recompensas. Si los convoco a pelear por éste planeta no es para que les hagan monumentos ni les den premios, es para preservar la vida como la conocen. Yo podría, simplemente dejar que se extingan, he creado vida donde no la había y también he hecho resurgir la vida después de otras 3 extinciones masivas. Nada me cuesta volverlo a hacer, después de todo, ustedes los humanos son solo una especie más de las muchas que he creado. Así es “ la vida real”.
Continuará…
Chaneke verde