Admirado por muchos por su gran valentía, su capacidad oratoria y reconocido como un buen polemista Gerardo Fernández Noroña fue el gran perdedor en Coahuila.

Me explico, la debacle morenista en esa entidad norteña de debió principalmente a la división de la coalición “Juntos hacemos historia”. El Partido del Trabajo decidió abanderar a Ricardo Mejía Berdeja, excolaborador de la 4T, y el Partido Verde hizo lo propio, desbaratando la coalición y con ello le daba, como sucedió, el triunfo al PRI.

Siendo Fernández Noroña miembro destacado del PT y aspirante a la candidatura por Morena a la Presidencia de la República fue incapaz, por negligencia, o por incapacidad política de evitar esa separación, a sabiendas de que su situación con López Obrador es delicada, además de que él no es miembro de Morena. Si de la coalición. Lo cual lo pone en una situación difícil.

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Debió echar mano de todo su arsenal negociador para hablar con el líder del PT para no abanderar a García Berdeja ya que eso suponía debilitar al partido mayoritario y causar malestar en la cúpula.

Siendo tan hábil como es debió sopesar esa jugada e intervenir con toda su capacidad y fuerza para demostrar que si tiene la capacidad para algo más grande. No lo hizo, dejó correr las cosas y ahí están los resultados.

Ni Mario Delgado ni él lograron esa difícil tarea. Casi al final hicieron una faramalla de que los partidos Verde y PT se unían a Morena, demasiado tarde. Los aspirantes se negaron a ser comparsas de ese circo y los simpatizantes de ambos candidatos ya estaban embalados, el mal estaba hecho. 

Noroña no metió ni las manos. Perdió su oportunidad de demostrarle su lealtad a Morena, al presidente. Así como su poder de convencimiento y capacidad de negociación.

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