Conoce aquí los detalles de este caso que sacudió a México al quedar al descubierto el espeluznante actuar de un hombre de 72 años de edad, que desde los 50 años comenzó una serie de crímenes en contra de bellas mujeres que rondaban los 30 años
Miriam Hernández.
Edomex. -El nombre de Andrés Filomeno “N”, un sujeto de la tercera edad que confesó varios crímenes en contra de bellas mujeres, quedará grabado en la historia de Atizapán, Estado de México y será uno de los casos sobre asesinos seriales más terribles del mundo por su modus operandi y por comer partes de sus víctimas.
En las redes sociales se le conoce como el “Feminicida serial de Atizapán”, era en sí, un carnicero, no solo porque trabajó en una carnicería, sino porque descuartizaba perfectamente el cuerpo de las mujeres que cayeron en sus manos.
El sujeto cuya conducta tendría que ser analizada por psiquiatras o expertos en conducta humana, tenía claro el perfil de sus víctimas: mujeres de 30 años, cabello largo, caderas pronunciadas, piel morena y en su mayoría trabajadoras de bares ubicados en Tlalnepantla y Atizapán, Estado de México.
Una vez que mataba a una mujer, la descuartizaba y conservaba la carne en sal, guardaba sus cabelleras, su maquillaje, su ropa, credenciales, zapatos y bolsos de mano; por si fuera poco, tenías cuadernos donde registraba todo, como una especie de diario, además de grabaciones sobre sus crímenes.
Los restos de sus víctimas fueron sepultados en diversas partes de la casa, por ejemplo, la cocina, donde cavó fosas y las cubrió con cemento. Esos son detalles que poco a poco se saben, que él mismo ha dicho y que de acuerdo con las inspecciones van dando forma a esta horrenda cadena de crímenes cometidas por el multifeminicida de Atizapán, quien ya está en la prisión de Barrientos.
Personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México sigue con las excavaciones y revisa escombros donde podría haber restos óseos para dar con la identidad de las mujeres que fueron desapareciendo poco a poco desde 2011 o antes, a manos de este depredador cuyos vecinos lo califican como un hombre reservado pero tranquilo, incluso llegó a ser representante de su colonia.
Entre las víctimas del abuelo caníbal se encuentran Norma, Berenice, Ailyn y Gardenia, Flor, Rubicela entre otras. Se cree que por lo menos fueron unas 30 mujeres, pero fue el feminicidio de Reyna, quien desapareció el 14 de mayo, el hilo conductor para destapar esta serie de crímenes dignos de una película de terror.
“Le quité la piel del rostro porque estaba muy guapa», confesó el sujeto.
Ahora, la Fiscalía del Estado de México tiene una gran tarea para recopilar las fichas de desapariciones desde hace 20 años, de jóvenes que desaparecieron en el perímetro donde operaba este criminal en serie y que convirtió su casa en un cementerio privado ahí en Lomas de San Miguel, en Atizapán de Zaragoza.