Dos acontecimientos inesperados la condujeron al trono británico, 16 meses después de la muerte de su padre para respetar el luto. Para los británicos fue una jornada inolvidable, pero para la monarca fue un momento lleno de incomodidades
8 de septiembre de 2022.- El día de la coronación comenzó con el desfile desde el Palacio de Buckingham hacia la Abadía de Westminster, que desde el año 1066 era el lugar donde se entronizaba a los reyes. Pese a la lluvia torrencial cerca de tres millones de británicos se volcaron a las calles para ver pasar a su futura reina.
Créase o no, cuando el desfile comenzó, la lluvia cesó. Una banda militar encabezó la marcha, lo seguían grupos de las fuerzas armadas, los jefes de estado y miembros de la realeza invitados y por último la futura reina en la Carroza Oficial de Oro.
La gente miraba extasiada ese carromato imponente construido en 1762, tirado por ocho caballos, con su interior de terciopelo y raso y su exterior, laminado con hojas de oro. Pero si se miraba con un poco más de atención, la imagen no dejaba de dar pena. Porque en la carroza, Isabel iba solita y sola.
No la acompañaba ni Felipe, su esposo, ni su hijo Carlos de 5 años, ni su hija Ana, de tres. Solo ella y sus pensamientos y también su incomodidad. Porque si bien la carroza era imponente no dejaba de ser un carromato de 300 años.
Lindo, pero sin amortiguadores, freno de mano, aire acondicionado y sobre todo mullidas butacas. Isabel debe haber entendido por qué su padre decía que su viaje a la coronación había sido “uno de los paseos más incómodos que tuve en mi vida”. Muchos años después ella reconocería que la carroza sería muy linda pero los asientos “solo estaban hechos de cuero, no eran muy cómodos”. Sola, incómoda, vaya a saber si no fue la manera que el destino eligió para anunciarle lo que sería su futuro.
No menos impactante fue el Manto del Estado, que llevó sobre sus hombros, una capa de terciopelo de cinco metros de largo y donde se visualizaban espigas de trigo y ramas de olivo, símbolos de la prosperidad y la paz, bordados con 18 tipos diferentes de hilo de oro. Doce bordadoras trabajaron 3500 horas para confeccionarla.
Por su peso, seis damas de honor la ayudaron a llevarla. Tanto el vestido como el manto eran majestuosos pero llevarlos resultó casi casi que una tortura. La rigidez y el peso los convertían en una prisión de tela para caminar o moverse. “En un momento estaba yendo hacia la alfombra y casi no podía moverme”, reconocería Isabel.
Aunque casi no se veían, los zapatos también eran dignos no de Cenicienta sino de una reina. El par estaba confeccionado en piel dorada con la flor de lis en el empeine y la Corona Imperial del Estado. El tacón estaba cuajado de rubíes. No sabemos si eran cómodos, pero costosos sí.
¿Qué contenía la misteriosa caja roja de la Reina Isabel II?
A estas cajas rojas sólo tenía acceso la Reina Isabel II, y se trata de uno de los objetos más preciados y mejor guardados del Palacio de Buckingham.
En el aniversario de sus 70 años de reinado, la Casa Real británica compartió a través de su cuenta de Instagram, una serie de fotografías en las que se observa a la Reina Isabel II con sus misteriosas cajas rojas.
«Su majestad es vista con una de sus famosas cajas rojas», se lee en el pie de foto que explica que durante los 70 años de su reinado, Isabel II recibía papeles y mensajes de sus secretarios privados a través de este contenedor que tenía inscritas unas insignias reales.
«Las cajas guardan documentos que actualizan a la Reina sobre los eventos en el Parlamento Británico, así como en asuntos del extranjero y del Commonwealth y el Estado. Además, recibe papeles que requieren de su firma y consentimiento real».
Reina Isabel II modificó su testamento y dejó fuera a Meghan Markle e hijos
Tras la muerte de la reina Isabel II mucho se especula sobre la herencia que dejará a sus familiares y de cuánto es la fortuna que posee.
La monarca poseía seis propiedades: Castillo de Hillsborough, el Sandringham, el Castillo de Balmoral, el Palacio de Holyrood, el Castillo de Windsor y el Palacio de Buckingham.
De igual manera, se estima que la reina acumuló a lo largo de los años una fortuna de 88 millones de dólares.
Hace algunas semanas se reveló que la reina, de 96 años, había hecho cambios a su testamento, afectando a la hija del Príncipe Harry y Meghan Markle.
Cabe recordar que Harry y Meghan renunciaron a sus obligaciones reales y por ende a los privilegios, por lo que la pequeña Lilibet y su hermano Archie no están considerados en la herencia.