Se eligió el 13 de junio como el Día de San Antonio de Padua por coincidir con la fecha de su muerte, se le atribuye interceder por los enamorados, los que quieren tener boda y quienes han perdido algún objeto
El 13 de junio de cada año se celebra el Día de San Antonio de Padua, uno de los más famosos santos por su relación con los enamorados y los que quieren casarse, también se le conoce como el santo de las causas perdidas.
Se celebra al Santo Patrono de los enamorados, San Antonio de Padua, un sacerdote de la Orden Franciscana, predicador y teólogo portugués, venerado como santo y doctor de la Iglesia por el catolicismo. Su capacidad de prédica era proverbial, al punto de ser llamado «Arca del Testamento» por Gregorio IX.
Se eligió el 13 de junio como el Día de San Antonio de Padua por coincidir con la fecha de su muerte.
Esta fiesta tiene como fin festejar la memoria y la infinidad de obras que hizo por los trabajadores, las mujeres y los niños.
San Antonio de Padua: ¿El santo de los solteros?
Originalmente, San Antonio era el santo de las causas perdidas, por una supuesta historia en la que, en la época en la que se dedicó a dar clases, sus alumnos le robaron su libro de Salmos.
Según esta historia, él se apegó a su fe y comenzó a rezar con tanta devoción para encontrar el objeto perdido.
Horas después, sus estudiantes se acercaron y se lo devolvieron. Desde entonces, los creyentes apodaron al sacerdote como «el santo de las cosas perdidas».
Según el santoral, durante su vida ayudó a muchas señoritas a conseguir una dote para poder casarse y así evitar la prostitución. Por eso también se le asocia como el Santo de los solteros.
De acuerdo con el ritual católico, para conseguir un novio se debe poner una imagen del santo de cabeza, rezarle y conseguir 13 monedas regaladas por extraños, además de una regalada por el hombre con el que quieren casarse.
¿Lo seguirá siendo en la actualidad?
Tal vez en la actualidad tenga poco trabajo, Hoy pocos son los interesados en querer vivir la experiencia de estar casados.
A San Antonio se le representa con el Niño Jesús en brazos debido a que en una ocasión se le vio contemplando en éxtasis a un bebé resplandeciente que sostenía en brazos. A su muerte dijo con una sonrisa: «Veo venir a Nuestro Señor».
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