La medida refuerza su oposición a la pena capital y excluye casos de terrorismo y crímenes de odio
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conmutó sentencias de 37 presos federales condenados a muerte, cambiando su pena a cadena perpetua sin libertad condicional. Según el comunicado oficial, Biden reafirmó su postura contra la pena capital, calificando esta acción como un paso hacia un sistema de justicia más justo y efectivo.
Entre los excluidos de esta medida se encuentran Dzhokhar Tsarnaev, responsable del atentado en el maratón de Boston de 2013; Dylann Roof, quien asesinó a nueve feligreses afroamericanos en Charleston en 2015; y Robert Bowers, autor del ataque a la sinagoga Árbol de la Vida en 2018, donde murieron 11 personas.
Desde su llegada a la presidencia, el mandatario promovió una moratoria sobre las ejecuciones federales, marcando un contraste con su predecesor Donald Trump, quien reanudó las ejecuciones en 2020 tras 17 años de pausa. Durante los últimos seis meses de su mandato, Trump supervisó 13 ejecuciones federales, un récord en la era moderna.
Con esta decisión, Biden también busca evitar que una futura administración, como la del presidente electo Donald Trump, restablezca las ejecuciones a nivel federal. «No podía en conciencia dar un paso atrás y permitir que una nueva administración reanudara las ejecuciones que yo detuve», afirmó Biden.
La medida no afecta a los más de 2,000 reclusos condenados a muerte en el ámbito estatal, donde se han llevado a cabo más de 70 ejecuciones durante la presidencia de Biden. En Estados Unidos, 23 estados han abolido la pena de muerte, mientras que otros seis mantienen moratorias vigentes.
Entre los beneficiados por la conmutación están nueve personas condenadas por asesinar a compañeros de prisión y otras cuatro por homicidios durante robos a bancos. Destaca también el caso de Len Davis, exoficial de policía condenado por liderar una red de narcotráfico y ordenar un asesinato.
Por su parte, la Casa Blanca puso en relieve que esta acción se enmarca en una serie de reformas de justicia penal promovidas por Biden, incluyendo el indulto a 1,500 personas condenadas por delitos no violentos y la conmutación de penas para reclusos rehabilitados durante la pandemia.
La decisión histórica es quizá el mayor reflejo de la posición de Joe Biden contra la pena de muerte, consolidando su legado en materia de justicia penal y abriendo el debate sobre el futuro de esta práctica en Estados Unidos.