Hace poco asistí a un círculo de estudio donde se platicaba de poner un alto a la violencia política en razón de género y en la imperiosa necesidad de implementar una ley en contra de la violencia mediática en razón de género. Debido a que es ineludible castigar a haters y personas que buscan desprestigiar la vida política, pública y hasta personal de un ser humano.
La infodemia es una de las enfermedades más graves dentro del subconsciente humano, una estrategia de manipulación muy utilizada mediante golpes blandos que desacreditan la reputación de un ser humano; pero esto no es algo nuevo, ha sucedido hasta con la Dra. Beatriz Gutiérrez Muller, Tatiana Clouthier, Luisa María Alcalde y demás mujeres muy valiosas que han aportado valor agregado a la sociedad.
Anteriormente hablamos de varias figuras femeninas que han sido manchadas por la violencia mediática. Vuelvo a retomar el caso de la cantante Britney Spears, que hace pocos días obtuvo su libertad de la tutela. Una mujer que en las entrevistas era humillada, la prensa la perseguía, los titulares la acusaban de ser una mala madre, y peor aún, la gente apostaba si la cantante se suicidaba o no en su famosa crisis del 2007.
Por desgracia la violencia mediática no ha parado, al contrario, sigue en aumento. El anonimato es una herramienta que le brinda a las personas para atacar libremente a distintas personalidades. Conforme uno se va volviendo un perfil mucho más público, se vuelve mucho más susceptible a recibir cualquier clase de crítica, ya sea por alguna opinión o por nuestra imagen física o porque simplemente no somos del agrado de los demás, vamos a ser objeto de ofensas.
Estoy convencida de que las críticas son más severas cuando una es mujer. Lo he visto con los políticos que son acusados de abusos sexuales y continúan en sus labores sin ninguna clase de sanción; inclusive, es fácil encontrarse con comentarios nefastos como: “demuestren la evidencia”, “¿por qué no dijo antes nada la muchacha?”, “seguramente es un complot”, u otros cientos de comentarios que revictimizan a la mujer que sufrió el abuso. Son sólo algunos colectivos y personas con consciencia en razón de género que hablarán en contra del abusador.
Con toda la evidencia de la ruina de las carreras y las vidas de mujeres por acusaciones falsas o presión mediática, doy cuenta de que los medios de comunicación y las redes sociales se han dedicado a difamar, así como a violentar terriblemente a las mujeres de alto perfil.