El cambio de administración se encuentra en camino, el proceso de entrega recepción continúa, generando tensiones aquí y allá, pero avanza sin detenerse. Ni siquiera el pronunciamiento del Tribunal superior de justicia ha hecho mella en el desarrollo de esta.
Los aires de cambio dicen los que asegura saber, ya están en Hidalgo y es para quedarse. Afirmaciones como esta me han llevado a cuestionarme sobre lo que desea el presidente, y su partido llegar para quedarse, ¿Quedarse a qué? ¿Repetir la historia de las décadas de gobierno priista?
Pero si volvemos el rostro, por ejemplo, hacia el medio ambiente, encontraremos que el gobierno federal ha mostrado cierto rechazo, construido sobre la posibilidad de seguridad nacional, de la medición a los impactos ambientales de las obras que lleva a cabo.
Esta misma situación contraviene el hecho histórico y, legal, de medir y remediar los impactos que sus acciones generan en el entorno. Así es como nace, al menos en México la Manifestación del Impacto Ambiental (MIA).
Al menos así se ve en la publicación del Diario Oficial de la Federación (DOF) cuando se publica la “Ley federal para prevenir y Controlarla Contaminación Ambiental”.
Esa ley, que según su artículo 5° compete al EjecutivoFederal por conducto de la Secretaría de Salubridad y Asistencia y del Consejo de Salubridad General, instruía a las secretarías del ejecutivo federal paraplanear sus actividades y las actividades en la esfera de sus competencias bajo principios de prevención de la destrucción del equilibrio ecológico.
Por eso es por lo que al mirar la forma en que el gobierno de ahora construye una oposición, argumentada en la seguridad nacional y el bienestardel pueblo, a la medición de los impactos, lo lleva a caminar con rumbo al pasado, aun cuando su compromiso es la transformación.
Si volvemos el rostro hacia le educación. Vemos que esta se centra en el decolonialismo, sin definir al colonialismo mismo. Pareciera que se asienta sobre la teoría de la resistencia cultural, pero en ocasiones de mueve hacia otro estadio epistémico, de tal manera que cuando por fin pareciera atrapas el constructo teórico, sucede que no es tal.
Cuando Amílcar Cabral y Franz Fanon, en Guinea Bissau encabezaban la lucha por la independencia de su país, argumentaban en favor de su lucha la teoría de la resistencia cultural, Cabral, decía que había algo en la cultura del colonialista que lo llevaría al progreso, al futuro, esa parte habría de ser conservada.
Señalaba también que había en la cultura propia, algo que lo ataba al pasado, que impedía su progreso y desarrollo, esa parte habría que eliminarla. Así que, si parimos de esta postura, la pregunta es válida, ¿De que decolonialismo estamos hablando?
Los aires de cambio soplan en Hidalgo, sin embargo, si como en el ámbito federal, estos aires de cambio no sustentan una postura real y encaminada a lograr el desarrollo social, la diversificación económica, la ponderación y estimulo de las economías regionales, la mejora de la educación en el ámbito local, estos serán aires que apenas levanten una pequeña polvareda
Gobernar, un estado, es algo más que administrar su función pública y aducir que esta se lleva a cabo en beneficio de las personas.
Gobernar es entender la urgente necesidad de que las políticas públicas hagan posible el pleno disfrute de los derechos humanos d las personas, sin menoscabo, sin restricciones, sin limitaciones argumentadas en favor del bienestar.
Combatir la pobreza, no administrar la pobreza, evitar la devastación y contaminación de ambiente, no tratar, en vano, de remediarla, educar para ir a nuestra próxima zona de desarrollo, no simular la educación en el tránsito por el sistema educativo.
Se necesita una administración que este dispuesta a entenderse no como representante de un partido sino como gobernante de una sociedad diversa, plural, multicultural, más allá de sus palabras, más allá de sus aspiraciones personales.