Las porras visitantes han sido prohibidas en los estadios, pero la violencia se sigue presentando más allá de las barras bravas.
20 de mayo de 2022.- Al término de la ida de las semifinales entre América y Pachuca en el Estadio Azteca, la violencia se volvió a presentar entre los aficionados.
En una de las zonas «lounge» de la parte baja del Coloso de Santa Úrsula, aficionados del América y elementos de seguridad privada protagonizaron un riña al interior del inmueble.
Afuera de los pasillos y rampas del coso de Tlalpan, se presentó también una riña, pero entre seguidores americanistas. Esta pelea fue más violenta y tardó más tiempo en disiparse.
Los seguidores ya se encontraban en el suelo y seguían siendo golpeados. En ambas, tardó la seguridad en llegar para calmar la situación.
Las porras visitantes han sido prohibidas en los estadios, pero la violencia se sigue presentando más allá de las barras bravas.
Por otro lado, en el desarrollo del partido, el América, fue víctima de sus errores en un partido que dominó y tuvo al alcance para salir victorioso, sin embargo empató con el Pachuca 1-1 en la ida de las semifinales de la Liga Mx, en un estadio Azteca colmado y a la altura de los grandes escenarios.
Las Águilas salieron a ejercer presión achicando espacios hacia adelante ante un rival que prefirió jugar al contragolpe. Envalentonado, el equipo de Fernando Ortiz abrió el cerrojo con una jugada mano a mano de Federico Viñas, quien, después de un servicio milimétrico de Álvaro Fidalgo, perdió la batalla con Oscar Ustari y erró su disparo.
Los rostros de los jugadores americanistas mostraban una mezcla de bronca y disconformidad por un empate que les sabía a poco. Por eso elevaron la apuesta: con todas sus fichas en el ataque, crearon su mejor jugada colectiva y lo que parecía ser el 1-0 definitivo. Luis Fuentes entró por la banda, retrasó la pelota para Diego Valdés, quien solo frente al arco la envió a las nubes.
Se miraba el cuerpo técnico de las Águilas sin poder entender qué ocurría en el campo. Por momentos, y cuando el gol no llegaba, las piernas de los azulcremas parecían sobrecargadas por el peso de las obligaciones.
En un tiro de esquina, Luis Chávez remató de cabeza con potencia, disparo que Guillermo Ochoa salvó con puros reflejos. Las fallas de Viñas y Valdés parecían tener consecuencias, pero vino la reacción de las Águilas.
Todo en el América era toque y circulación. Así, producto de un pelotazo de Viñas y un rechace de Ustari, Valdés encontró su revancha con un rebote que empujó al fondo de la portería tuza.