El Buen Fin podría tener un mal fin

francisco gomez

·        La carestía es como Atila: destruye todo a su paso

·        Familias, sin poder de compra de bienes durables

 

El Buen Fin, evento comercial organizado anualmente en el mes de noviembre para promover y distribuir productos y servicios, a través de “ofertas”, descuentos, rebajas y créditos a meses sin intereses, podría tener un mal fin.

Por un lado, los altos niveles de inflación, que andan haciendo de las suyas, acabarán con los “atractivos” comerciales, si es que en realidad los hay, de la oferta de bienes por parte del comercio organizado.

Por el otro, el débil poder adquisitivo de las familias, eventuales consumidores de las “ofertas” engañosas del Buen Fin.

BUEN FIN

La Inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor, está creciendo en un 6% anual aproximadamente, de acuerdo con los indicadores elaborados por el INEGI y el Banxico.

Por otro lado, la débil situación económica de las familias de las clases medias bajas hacia la base de la pirámide social, en donde están los trabajadores, empleados y desempleados, y la pléyade de desocupados, desempleados, pobres y miserables. Muy débil poder de compra.

En base al indicador de confianza del consumidor, que elaboran al alimón Banco de México y el Instituto de Estadística y Geografía, hay preocupantes señales de debilidad de los consumidores: La posibilidad, en el momento actual (noviembre), de los miembros del hogar para realizar compras de bienes duraderos está muy venida a menos. Datos de la encuesta que sirve para elaborar el indicador de confianza del consumidor. El rubro del indicador de confianza que mide la posibilidad, en el momento actual.

Y arriba, entre los distribuidores y comerciantes, que representan a la oferta, hay mucho de publicidad falsa, engañosa, de los precios, de las rebajas, de las compras con tarjeta de crédito, a pagos sin intereses, etc.

Engañosos mensajes. Es imposible que el crédito no cobre premio, intereses, un engaño para el consumidor. Van ya cobrados en el precio de los productos y con el engaño de que no se cobran al consumidor.

Es un secreto a voces que las rebajas de precios no son tales, sino producto del engaño: ofertas, descuentos y/o rebajas sobre el precio, y créditos a meses sin intereses, sólo son mentirillas, mentiritas y mentirotas de los comerciales, de los publicistas, para que el consumidor, generalmente contagiado por la enfermedad del consumismo, caiga como una mosca muerta en la miel del engaño.

(Los consumidores saben estas cosas; sólo que hacen como que la virgen los mira y compran compulsivamente, y lo peor, a crédito. El consumidor sabe que el vendedor lo está engañando. Pero se hace de la vista gorda por su compulsivo deseo que comprar, comprar y comprar, como si comprar fuera la palabra mágica para ser felices.

Pero bueno. Imposible bregar con las conciencias, con la compulsión al consumo. El gobierno de la 4T y la iniciativa privada dicen que confían en que este año habrá ventas por más de 239,000 millones de pesos (mdp. Lo dudo por lo que he manejado en este texto. Este cálculo parece casi imposible de concretar, a no ser que el dios Mercurio y el arcángel San Martín, hagan milagros. Y yo no creo en milagros. Los consumidores tienen para pagar en efectivo. Y a plazos saben que pagarán más que el precio anunciado. Mucho más.

Pero, además, qué desagradable resulta estar endeudado con Salinas Pliego, por ejemplo, a quien jamás termina uno de pagar un pinchurriento equipo de mano para cocinar.

En fin, Diga yo lo que diga, de todos modos, el Buen Fin se va a celebrar, independientemente de que pudiera ser un fracaso por la inflación que los grandes provocan.