· Insinuaciones y propuestas sexuales
· Detrás, trata, prostitución, feminicidio
El INEGI acaba de divulgar, este lunes 5 de julio, el llamado Módulo sobre el Ciberacoso, correspondiente al año 2020 (MOCIBA), que trata de medir el acoso sexual (delito tipificado en el Código Penal Federal con pena de cárcel), práctica denigrante, extremadamente agresiva, muy violenta contra las mujeres, las niñas, los niños, los adolescentes, a través de la Internet.
El Instituto de Estadística y Geografía ofrece datos que indignan, pero más que nada tienen que ser estudiados, analizados, para imaginar soluciones en defensa de las víctimas de esa práctica machista y criminal.
Los datos más relevantes para los investigadores del INEGI rondan en los siguientes hechos:
21% de la población de 12 años y más, usuaria de internet, fue víctima de ciberacoso, entre octubre de 2019 y noviembre de 2020.
La situación de ciberacoso más frecuente, que experimentaron las mujeres, fueron las insinuaciones o propuestas sexuales (35.9%), mientras que, en el caso de los hombres, fue el contacto mediante identidades falsas (37.1%).
Por estados federados, la mayor prevalencia de ciberacoso se registró en Colima, Tabasco y Tlaxcala.
De la población usuaria de Internet, 21% declaró haber vivido, entre octubre de 2019 y noviembre de 2020, alguna situación de acoso cibernético por las que se indagó, siendo mayor para mujeres (22.5%) que para los hombres (19.3%).
Los adolescentes y jóvenes son los más expuestos: 23.3% de los hombres de 20 a 29 años y 29.2% de las mujeres de 12 a 19 años, señalaron haber vivido algún tipo de ciberacoso.
Tanto hombres como mujeres que vivieron alguna situación de ciberacoso, en los últimos 12 meses, utilizaron internet en promedio más de una hora adicional en relación con aquellos que no lo experimentaron.
Las situaciones experimentadas con mayor frecuencia por parte de la población de mujeres, que ha vivido ciberacoso, fueron: recibir insinuaciones o propuestas sexuales (35.9%), contacto mediante identidades falsas (33.4%) y recibir mensajes ofensivos (32.8%), mientras que para la población de hombres, que han vivido ciberacoso, fueron: contacto mediante identidades falsas (37.1%), recepción de mensajes ofensivos (36.9%) y llamadas ofensivas (23.7%).
En 57.8% de los casos de ciberacoso no se identificó a las personas acosadoras; en 24.5% se logró detectar sólo a personas conocidas, mientras que en 17.8% se identificó tanto a personas conocidas como a desconocidas. Cuando se logró identificar al menos a un acosador, se identificó a personas con las cuales no existía una relación cercana; es decir, conocidas de poco trato o sólo de vista (19.3%); personas cercanas o en quien se pudiera confiar, tales como amigos(as) (12.6%), compañeros(as) de clase o trabajo (9.7%), exnovio(a) o expareja (6.4%) y, finalmente, familiares (4.6%).
De las víctimas que lograron identificar el sexo del agresor, 59.4% de los hombres y 53.2% de las mujeres señaló que se trataba de un hombre.
El efecto principal que ocasionan las situaciones de ciberacoso, tanto a mujeres como a hombres, es el enojo con 68% y 58.8%, respectivamente; seguido de la sensación de desconfianza, con 38.4% y 32.3% para mujeres y hombres, respectivamente.
De acuerdo con los resultados de MOCIBA, se identifica que la acción tomada con mayor frecuencia ante el ciberacoso es bloquear a la persona, cuenta o página (70.1% en el caso de las mujeres, 52.9% en el caso de los hombres), seguida de ignorar o no contestar (25% en el caso de las mujeres, 35.4% en el caso de los hombres).
A partir de 2019, el MOCIBA se integra al conjunto de proyectos regulares del Subsistema Nacional de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia.
Estos datos dan pie para reflexionar que el acoso sexual es una de las violencias más frecuentes y más inhumanas, que una persona ejerce sobre otra aparentemente más débil, y que van asociadas con delitos sexuales, con trata de personas con fines de prostitución, e inclusive con el feminicidio.
En general, la relación del varón con la mujer está dominada por el deseo de sostener con ella relaciones sexuales, ese instinto que no tiene orden ni disciplina en el ser racional, para el cual no hay temporadas de celo, como ocurre entre los animales irracionales, que sí se constriñen a un orden.
Pero el macho humano, hablando en lenguaje popular mexicano, no tiene “llenadera”, lo que significa que es insaciable. Y menos si no tiene los frenos, que pueden imponer una educación liberadora, o una espiritualidad que hace consciente a quien la practica.
Las networks, las APP destinadas a la comunicación, al diálogo y al debate públicos, como el Face Book se han convertido en el sitio más a propósito para que las mujeres, las adolescentes e inclusive hombres, sean víctimas del acoso sexual, que se ha vuelto más agresivo por la acción de grupos delincuenciales, dedicados a la pornografía, a la trata de personas, a la prostitución en general y a la prostitución infantil.