No es mi basura, pero es mi planeta

No recuerdo cuándo fue la primera vez que vi esa foto, donde se muestra a una chica rubia,  sentada en la playa, posando para la cámara mostrando un letrero de cartón que dice “it’s not my garbage but it´s my planet”, junto a una bolsa de basura que ella no tiró, pero que recogió en un rato libre. Recientemente descubrí que la chica se llama Laura, vive en Bélgica y ha estado haciendo esto de recoger basura ajena desde 2019. También descubrí que dicha leyenda se convirtió en el slogan de una campaña, en un reto de redes sociales, donde otras personas alrededor del mundo se muestran recogiendo basura ajena usando letreros con la misma frase. Tú también puedes unirte y subir tu foto: #itisnotmygarbagebutitsmyplanet. O si gustas puedes unirte a otro reto de Facebook: #trashtag challenge. El cual comenzó en 2020, en un fin de semana, con dos fotos compartidas en Facebook, junto con la leyenda: “aquí hay un nuevo desafío para todos los adolescentes aburridos. Saca una foto de un área que necesita limpieza o mantenimiento, luego saca una foto después de haber hecho algo al respecto y publícala aquí”.

Echando un ojo a las fotos, aparecen historias similares y ejemplares de personas alrededor del mundo, como la de Pat Smith, una mujer inglesa de 70 años que en 2018 limpió 52 playas de su país. Afroz Shah, un abogado hindú que realizó lo propio con la playa de Mumbai en su natal India, en 2015, lo cual le llevó a ganar el título de “Campeón de la Tierra” en 2016. Concedido por la ONU. Y   Ana Baneira, una chica española de  21 años cuyo reto personal  consiste en recorrer a pie las playas de la región de Galicia, recogiendo basura ajena y publicando su bitácora de viaje en redes, actualmente su cuesta de Instagram tiene más de mil 300 seguidores. Ella también dice “ #NoEsMiBasura” y que cada día encuentra cerca de un kilo de desperdicios.

Definitivamente, le ganaría, tan solo en los 50 metros que constituyen el frente de mi centro de trabajo, lograría juntar unos 3 o 4 kilos diarios, de hecho ya empecé, ya que el personal de intendencia dice que no es su trabajo barrer la banqueta, sino el interior del edificio, cosa que tampoco hacen como debieran. Y es que en dicha banqueta, como en muchas otras, hay un sitio de taxis y varios puestos ambulantes que operan durante varias horas del día; la gente que pasa por ahí  ha tenido a bien, convertir a los árboles, postes y teléfonos públicos en percheros de basura, como marca la insana costumbre mexicana. Todos hemos encontrado, más de una vez,  bolsas de papel o plástico, latas o botellas de PET y hasta alimentos en descomposición cuando tenemos que usar un teléfono de monedas.

Es enervante, como esos taxistas, boleros y vendedores ambulantes, pasan largas horas del día entre la basura, sin inmutarse. Bueno, hasta los guardias de la caseta de vigilancia, que tienen un bote de basura a unos cuantos metros, permanecen impasibles ante las bolsas de botanas que vuelan junto a ellos por acción del viento pachuqueño y ni se interesan en recoger la botella de plástico que yace frente a ellos, la dejan por días enteros, porque seguramente, consideran que al no ser su basura, no es su problema. No me cabe en la cabeza, como pueden estar así.

Como parte de mi consciencia ambientalista, la cual muchos consideran una neurosis y me lo han dicho, he levantado la basura que alguien más tira frente a mí y se la devuelvo en su mano pidiéndole que la deposite en su lugar; lo cual, afortunadamente, causa pena a la mayoría, ojalá esa pena tenga el suficiente poder incentivo para quitarle dicho hábito. Otros, guardan su basura para volver a tirarla más adelante, cuando creen que nadie los ve. El colmo fue un tipo que estaba platicando en la banqueta y dejó su botella vacía, sobre un teléfono público, estando el camión recolector de la basura a menos de 5 metros, le devolví su botella y lo hice caminar hacia el camión.

Pero siempre hay alguno que se ofende, más de una vez me han mandado a saludar a mi honorable progenitora, una de las que más enervó fue cuando descubrí a un ciclista en peregrinación a la Villa, tirar la lata de su refresco y cuando le reclamé, los demás peregrinos, se me echaron encima: muy católicos, muy unidos, muy atletas y todo, pero muy puercos. Vaya contradicción. Ojalá en sus clases de catecismo les inculcaran educación ambiental o por lo menos los convencieran de  que contaminar es un pecado y a ver si así obedecen.

Pero, volviendo a mi propio reto #itisnotmygarbagebutitsmyplanet. He colocado cajas de cartón de las que se desechan en mi centro de trabajo, a manera de botes de basura en la calle, recojo algo de lo que me encuentro tirado y le deposito en la caja, a la vista de los que pasan, a manera de ejemplo, como cuando se amaestra a un animalito. Cuando me ven, noto sus gestos de extrañeza, pero noto que momentos después, comienzan a usar las cajas de cartón como botes de basura y al final de mi turno, deposito toda la basura en los contenedores más grandes que se encuentran en el estacionamiento. Por lo menos, ponerles la muestra, funciona. Anoche me llevé una grata sorpresa, cuando uno de los taxistas comenzó a ayudarme a recoger la basura diciendo: “No es mía (la basura), pero le ayudo a recogerla”, a lo cual contesté  “tampoco es mi basura, pero es mi planeta”, recordando ése letrero de cartón del que les contaba al principio. Ahora le voy a poner ése mismo letrero a las cajas “No es mi basura, pero es mi planeta” a ver qué pasa.

Pero como eso no es COVID, a nadie le importa, luego entonces, mejor hablaré de pesos, porque éso si llama la atención de la mayoría.

No gano ni pierdo nada con recoger la basura, pero si me pagaran por ello, yo creo que sí sería redituable ya que por ejemplo, la ciudad de Pachuca, genera alrededor de 300 toneladas de basura diariamente. La empresa que actualmente se encuentra contratada para recogerla, Tandem Ride, cobra 472 pesos por tonelada, lo cual es igual a 51 millones 684 mil anuales, lo cual seguramente aumentará por que el contrato de licitación dura un año, de septiembre 2020 a septiembre 2021. Anteriormente, la empresa contratada era Tecmed ( la de los camiones azules), cobraba 403 pesos por tonelada, con lo cual, el gasto público era de 43 millones 524 mil anuales, pero perdió la licitación cuando pretendió cobrar 568 por tonelada, lo cual nos hubiese costado 61 millones 344 pesos anuales.

En Pachuca, no solo pagamos, con nuestros impuestos,  a una empresa particular para la recolección de basura, sino que también se paga por el relleno sanitario del Huixmi, que también es particular y lleva 15 años operando bajo la responsabilidad de los ejidatarios. La cuota mensual era de 268 mil en enero de 2020. Por cierto, ¿por qué subrogamos el servicio a particulares por el manejo de los desechos, cuando es obligación del gobierno, disponer de los medios para lograrlo?. En otras partes del país, así es.  También eso ha generado manifestaciones que sugieren un desvío del dinero.  ¿O no te acuerdas?

Pues yo sí me acuerdo, me acuerdo también de las toneladas de basura que se acumularon en las calles de Pachuca en febrero 2020, cuando cerraron el relleno sanitario, porque supuestamente la administración de Yolanda Tellería, no renovó el contrato anual correspondiente al periodo enero- diciembre 2020. También recuerdo que el ayuntamiento pegó el grito en el cielo porque el Huixmi pretendía incrementar su cuota mensual en 70 u 80 mil: me acuerdo que los pepenadores se manifestaron afuera del edificio de gobierno para exigir un pronto arreglo por que llevaban casi un mes sin poder trabajar por el cierre y me acuerdo que los camiones de la Asociación de Recolectores de Basura, (agrupación que no recibe un pago municipal), ya no aceptaban la monedita de $5 como propina, sino que establecieron la cuota mínima de $10 por casa, por que según ellos, en el relleno sanitario les cobraban $400 por recibir cada camión.

Lo que no sé es cuánto quedó el acuerdo final entre el Huixmi y el ayuntamiento, o sea, a cuánto subió la cuota mensual. Y ahora también me pregunto cuánto nos costará el servicio de recolección de basura el siguiente año.

Pero bueno, hoy cerraré ratificando que Un gesto tan simple como agacharte a recoger un residuo del suelo ayuda a cuidar nuestro planeta y a concentizarnos.

Chaneke verde.

Chanekeverdepachuca@gmail.com