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Que cuando parecía que ya nada podía sorprendernos, salió a la luz que México tiene decenas de campos de exterminio, especialmente en estados del norte. Tal como quedó evidenciado con los crematorios clandestinos de Rancho Izaguirre en Jalisco, donde el horror ha dejado sin palabras a la sociedad mexicana.

Que el crimen nos deja ver una vez más, su rostro más cruel, más sangrientos y maligno; donde la vida no vale nada y quienes ya no les sirven o quienes consideran son sus enemigos, los asesinan, trituran, incineran y desaparecen.

Que muy atinada la reunión que encabezó el diputado local del Partido Verde en Hidalgo, Avelino Tovar. Donde se lanzó un llamado urgente para detener la pérdida de los bosques del estado a causas de plagas y los efectos del cambio climático. Quienes saben el grado de afectación, lo califican como muy grave, por lo que es urgente que haya recursos para atender el tema y los especialistas trabajen.

Que las contingencias en Tula de Allende y Tepeapulco, donde se presentaron percances en una empresa brasileña y en la refinería Miguel Hidalgo, que pusieron en riesgo a la población de ambas demarcaciones por la contaminación ambiental por químicos, deben obligar a Protección Civil del estado y a los municipios saber cómo deben actuar para salvaguardar la vida y salud de la población. Mientras que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), tendría que vigilar el cumplimiento de normas de las industrias públicas y privadas.

Que la violencia que se desató al finalizar la marcha del 8M en Hidalgo, estuvo muy mal. La presencia policial también fue desatinada, parece que quienes toman las decisiones en gobierno del estado han perdido la brújula, pues incluso ya compraron barras metálicas para contener a los hidalguenses, no solo a las mujeres, sino a quienes tengan inconformidades o demandas.