Putin exige cesión de territorios y renuncia de Ucrania a la OTAN para negociar la paz
El presidente ruso, Vladimir Putin, condicionó el fin de la guerra en Ucrania a la cesión de territorios ocupados y al reconocimiento oficial de su soberanía sobre las regiones anexadas. Desde el inicio de la invasión en 2022, Moscú declaró como parte de su territorio Crimea, Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Lugansk, a pesar de que la comunidad internacional sigue considerando estas zonas como parte de Ucrania.
Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, reiteró la postura de Rusia al afirmar: «Crimea, Sebastopol, Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Lugansk son regiones de Rusia. Están inscritas en la Constitución. Esto es un hecho«. En junio de 2023, Putin declaró que Rusia detendría las hostilidades de inmediato si Ucrania entregaba completamente estas regiones y renunciaba a cualquier intento de recuperarlas.
Sin embargo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski rechazó cualquier acuerdo que conlleve la pérdida de territorio. Si bien en los últimos meses mostró mayor interés en obtener garantías de seguridad de Occidente, sigue sosteniendo que la integridad territorial de Ucrania no está en discusión.
Desmilitarización de Ucrania y su neutralidad militar
Otra de las condiciones clave impuestas por Putin es la desmilitarización de Ucrania, lo cual implicaría reducir su capacidad militar para que no represente una amenaza a Rusia en el futuro. Además, el Kremlin exige que Ucrania se mantenga fuera de cualquier alianza militar, especialmente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Desde el inicio de la guerra, Putin consideró la posible adhesión de Ucrania a la OTAN como una amenaza directa a la seguridad rusa. En su discurso sobre el estado de la nación en 2024, el mandatario advirtió: «Todo esto realmente amenaza con un conflicto que implique armas nucleares y la destrucción de la civilización».
Por su parte, Zelenski insistió en que la membresía con la OTAN es fundamental para la seguridad de su país, aunque algunos líderes occidentales reconocieron a esta opción como inviable en el corto plazo debido a la situación militar en el terreno. A pesar de esto, la alianza atlántica siguió proporcionando asistencia militar a Ucrania, lo cual fue criticado por Moscú.
El Kremlin también rechazó la posibilidad de desplegar fuerzas de paz internacionales en Ucrania, una propuesta la cual algunos países europeos consideraron para garantizar la estabilidad en el territorio. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró que «Moscú no aceptará la participación de otros países en el conflicto», advirtiendo que cualquier intervención extranjera provocaría una respuesta con «todos los medios disponibles».
Levantamiento de sanciones económicas contra Rusia
Otra de las condiciones impuestas por Putin para negociar el fin de la guerra es la eliminación de las sanciones económicas aplicadas por Occidente. Desde el inicio del conflicto, Rusia fue objeto de una serie de restricciones que afectaron su economía, especialmente en sectores clave como el energético y financiero.
Uno de los principales puntos de tensión es el congelamiento de más de 300.000 millones de dólares en activos del Banco Central de Rusia en países occidentales. En respuesta, la Unión Europea propuso utilizar los intereses generados por estos fondos para financiar la reconstrucción de Ucrania. Putin calificó esta medida como «robo», mientras que Moscú insistió en que el acceso a estos activos debe ser restaurado como parte de cualquier acuerdo de paz.