Las empresas enfrentan serios problemas en torno al cambio climático
De acuerdo con el WEF, las empresas pueden verse seriamente afectadas por el cambio climático por lo que se vuelven indispensables las gestiones responsables
Por: Axel Olivares
Los incendios forestales, las tormentas de viento, el calor extremo, las inundaciones y las sequías cada vez más frecuentes e intensos tienen efectos de gran alcance en las empresas de diferentes sectores y zonas geográficas. El impacto físico del cambio climático tiene un gran impacto en diferentes industrias tanto en la salud de los empleados como en el nivel de producción.
Por citar un ejemplo, el índice de riesgo de inundaciones de la firma Marsh McLennan revela una marcada vulnerabilidad a las inundaciones para los puertos y aeropuertos internacionales que irá acrecentándose en el futuro. El índice indica que el 18% de la capacidad aeroportuaria mundial y el 26% de los flujos comerciales que salen a través de los puertos internacionales corren riesgo de inundación.
De acuerdo con la firma, en los últimos tres años, los fenómenos meteorológicos extremos afectaron al 50% de las empresas que respondieron a su encuesta. Por lo que el Foro Económico Mundial (WEF) subraya la importancia de adoptar medidas significativas ahora para adaptarse y aumentar la resiliencia.
Uno de los actores de mayor relevancia para llevar a cabo esta iniciativa son los gerentes de riesgos corporativos quienes enfrentan el desafío de integrar la adaptación climática en la planificación estratégica de sus organizaciones. La adaptación climática, según el WEF, se refiere a actividades que incrementan la resiliencia frente a los riesgos climáticos, lo cual permite a las empresas enfrentar de mejor manera un entorno climático cambiante. Esto abarca desde la protección de los empleados hasta la defensa de los activos y operaciones de una empresa.
El concepto de adaptación climática, aunque puede parecer complejo, se resume en la gestión dinámica de riesgos, enfocada en prevenir y mitigar los impactos climáticos. Esta visión anticipada y proactiva permite a las organizaciones no solo evitar perturbaciones, sino también recuperarse rápidamente después de pérdidas y responder con inteligencia a los riesgos emergentes.
Según Marsh McLennan, el 83 % de las empresas ya están considerando los impactos del riesgo físico relacionado con el clima, lo cual muestra un alto nivel de conciencia. Sin embargo, la mayoría de las estrategias aún carecen de un análisis cuantitativo a nivel de sistemas, lo que deja a muchas organizaciones vulnerables ante futuros desafíos climáticos. Solo el 48 % de las empresas evalúa los riesgos climáticos de manera cuantitativa, mientras que una minoría toma en cuenta factores como proveedores de servicios ecosistémicos o reguladores gubernamentales.
A pesar de estos desafíos, el 90% de los encuestados comenzó a implementar planes de adaptación. Las principales acciones incluyen la planificación de la continuidad del negocio (49%), la inversión en ingeniería de activos para resistir eventos extremos (41%) y la adaptación de patrones de trabajo ajustados al clima (33%).
Para fomentar una adaptación eficaz, el WEF le recomienda a los gerentes de riesgos adoptar un enfoque proactivo basado en tres áreas clave: Ambición, Análisis y Acción. En primer lugar, es crucial establecer metas de resiliencia corporativa y preparar a la empresa para los cambios climáticos venideros. Luego, se debe analizar detalladamente los riesgos, mapeando los activos y las operaciones para identificar las mejores intervenciones. Finalmente, la acción debe centrarse en priorizar medidas de adaptación y justificar financieramente estas inversiones.
La adopción de estrategias de adaptación no solo es una medida para mitigar pérdidas, sino que también proporciona beneficios adicionales para fortalecer la posición de una empresa a largo plazo. Al cambiar su enfoque, las corporaciones pueden pasar de ver la adaptación climática como un costo a una inversión clave para el futuro. Con una planificación adecuada, el WEF asegura que las empresas podrán hacer frente a los riesgos climáticos, protegiendo tanto su operación como a sus empleados, y avanzando hacia un futuro más resiliente.