Las horas de Notimex, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, están contadas. Cuando usted lea estas líneas, es altamente probable que el pleno de la Cámara de Diputados haya aprobado el decreto de extinción de la agencia mexicana creada en 1968.
Misión cumplida, podrán decir a partir de hoy sus sepultureros, aquellos que llegaron predicando la tarea de transformar a esta agencia, un medio público, en la mejor, la número uno de América Latina. Ajá.
A principios de 2019, eufóricos por el ascenso al poder de Morena, todos los panegiristas e hijos de la autodenominada 4T, hacían anuncios sobre el inminente advenimiento de una época sin par en la historia de este país.
Se dijo entonces que el reto sería hacer de Notimex una agencia de Estado, no del gobierno, y que habría de dejar de ser un órgano propagandístico. Ni más faltaba. Era el inicio de las promesas, los compromisos, las metas, los objetivos, el alumbramiento de un nuevo mundo en México, bajo el paraguas de la transformación, entonces en ciernes.
En consecuencia, se dijo que se haría una transformación en la agencia para convertirla en un medio de comunicación que garantizara el derecho a la información de los mexicanos, y de estar objetivamente bien informados.
De ribete, claro, se ensalzó el periodismo crítico, independiente, con compromiso social, sin censura y en defensa de los grupos más vulnerables, esto último la firma de la casa recién estrenada.
Además, imagínese usted, fue anunciado el nacimiento de un periodismo trascendente para generar cambios, y aún se prometía lograr que México dejara de ser uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Ajá, de nuevo.
Este miércoles 29 de noviembre, tras un desmantelamiento prácticamente total a lo largo de poco más de cuatro años, que incluyó la cuasi sepultura de cientos de periodistas y empleados de la Agencia, se habrá consumado la transformación de Notimex hasta convertirla en un cadáver, aún insepulto. Ese fue el resultado final, la tarea cumplida. Bien hecho, aplaudirán muchos, otros dirán que lo ocurrido en Notimex es un excelente ejemplo de cómo se mata una institución. De repente, podría haber incluso alguien que en un arranque de brillantez sin parangón proponga imprimir un manual sobre cómo destruir un medio público en unos cuantos pasos. Escribe así Notimex el peor epílogo de una historia de 55 años.
@RoCienfuegos1