La Fiscalía española imputa dos delitos contra el presidente suspendido de la RFEF por beso no consentido en la boca a la futbolista Jenni Hermoso
La Fiscalía de la Audiencia Nacional Española presentó querella contra el ahora suspendido presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales, por el beso que propinó a la jugadora de la selección Jenni Hermoso en la entrega de trofeos del Mundial en Sidney (Australia)
Se le imputan los delitos de agresión sexual y coacciones al constituir delito de agresión sexual y coacciones por el beso no consentido en la boca de la jugadora.
La teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, solicitó al juez que tome declaración a Luis Rubiales, en condición de investigado, y a Jenni Hermoso como víctima.
Asimismo, solicita que se recabe información de las autoridades australianas sobre la tipificación de los delitos contra la libertad sexual en sus normas penales.
Este paso de la Fiscalía llega después de que el pasado 28 de agosto anunciara que abría diligencias de investigación preprocesales en relación con el beso al entender que podría ser constitutivo de un delito de agresión sexual.
El pasado 5 de septiembre Jenni Hermoso compareció ante el Ministerio Público para formalizar su denuncia, ante la petición de la Fiscalía que ofreció emprender acciones legales, lo que terminó por suceder.
La decisión de la Fiscalía fue asentaba en las «manifestaciones públicas» realizadas por la jugadora, de las que se podía deducir que el acto sexual sufrido por la misma y llevado a cabo por Rubiales no fue consentido.
«Atendido el momento extraprocesal en el que nos encontramos y lo inequívoco de sus declaraciones, es preciso determinar la trascendencia jurídica de las mismas».
El hecho inaceptable como lo ha calificado la Federación Española de Futbol ocurrió el 20 de agosto en la entrega de medallas en el estadio de Sidney, en que Rubiales forzó un beso en la boca de la jugadora Jenni Hermoso.
Rubiales al verse envuelto en la polémica actitud que desató la indignación internacional, sorprendió negándose a dimitir a su cargo con un discurso en el que defendió que el beso había sido consentido.
Con la “normalidad” de que un beso “robado” es decir, contra la voluntad, que en otros tiempos era considerado como un acto romántico del patriarcado, en estos tiempos tiene el justo calificativo de agresión sexual.