10 años de cárcel a soldados rusos que deserten y a población que se niegue a combatir en Ucrania

Habrá penas de hasta 10 años de cárcel para los soldados que deserten, derivado de ello hay nuevas protestas contra la movilización de reservistas dejan unos 700 detenidos

24 de septiembre de 2022.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, promulgó este sábado una ley que endurece las penas por los delitos cometidos en tiempos de movilización militar y que castigará la rendición voluntaria, la negativa a combatir o la deserción con hasta diez años de prisión.

El endurecimiento de los castigos se produce apenas días después de que Putin anunció una movilización de la población que afectará a unos 300.000 reservistas, para reforzar a su ejército que lucha en una operación militar en Ucrania.

Estas enmiendas del Código Penal, que habían sido votadas en el Parlamento esta semana, fueron publicadas en el portal oficial del gobierno, por lo que entraron en vigor automáticamente.

Las nuevas disposiciones prevén penas de hasta 10 años de cárcel para los soldados que deserten, se rindan «sin autorización» al enemigo, se nieguen a combatir o desobedezcan órdenes en periodo de movilización.

La orden de movilización conocida esta semana, que atañe a unas 300.000 personas según las autoridades, suscitó preocupación entre numerosos rusos, y hubo quienes optaron por dejar el país ante la posibilidad de tener que ingresar a las filas militares y marchar al frente de batalla para combatir en territorio ucraniano.

La movilización de reservistas se debe en parte a los avances que están obteniendo las fuerzas locales en la región oriental de Ucrania, donde han recuperado el control de varias localidades que habían caído en manos rusas tras la invasión que comenzó el 24 de febrero.

Otra ley firmada el sábado facilita el acceso a la ciudadanía rusa para aquellos extranjeros que se alisten en el ejército ruso por lo menos un año, sin tener que justificar cinco años de residencia en el territorio ruso, como suele requerirse.

La medida parece enfocarse en primer lugar a los migrantes procedentes de exrepúblicas soviéticas de Asia central, que, en grandes aglomeraciones como Moscú, suelen dedicarse a trabajos de baja cualificación.