Tras entregar tres juegos en blanco, el español sólo pudo apuntarse cinco de los últimos 19 puntos en disputa
13 de mayo de 2022.- Lamentablemente los dolores en el escafoides del pie izquierdo, reapareció ayer para Rafa Nadal, quien se marchó de Roma con una preocupación mucho más dolosa de lo que supondría una mera derrota en octavos ante Denis Shapovalov.
Es una dolencia crónica que arrastra desde hace más de una década.
A sólo 11 días del arranque de Roland Garros, el campeón de 21 majors se ve otra vez frente al abismo de las lesiones.
A finales de marzo, Ángel Ruiz Cotorro, había recibido a Nadal en su clínica de Barcelona para tratar la fisura en el tercer arco costal sufrida durante las semifinales de Miami.
Entonces, el doctor se mostraba más que optimista respecto a la recuperación del mallorquín, que cumpliría sus plazos para su regreso en Madrid. Desde entonces, su obsesión era sumar horas sobre la arcilla. Pero el bagaje previsto ha quedado reducido a cinco partidos. Y esta recaída compromete su gran objetivo del año: la decimocuarta Copa de los Mosqueteros.
Ayer, durante el descanso previo al tercer set, los evidentes síntomas de cojera llevaron el pánico a Nadal.
Desde allí, Francis Roig y Marc López pretendían insuflar algún gesto de ánimo, mientras Rafa peleaba por seguir en pista. Eludiendo a cualquier precio el abandono, los últimos juegos representaron una tortura. Tras entregar tres juegos en blanco, el español sólo pudo apuntarse cinco de los últimos 19 puntos en disputa.
