Pian pianito

roberto cienfuegos

En los espectaculares que pueblan el espacio público del país, lo presentan como el más cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador. En otros plantean la pregunta sobre si Adán Augusto López Hernández será el sucesor presidencial el año próximo, suponiendo que la elección resulte fácil para las “corcholatas” de Morena.

Lo cierto es que cuando el calendario se acorta para el seis de septiembre próximo, cuando nos tienen anunciada la presentación del o la candidata presidencial, el ex titular de Gobernación y paisano presidencial, sigue pian pianito haciendo sus recorridos prelectorales. No habría que descartarlo para nada, así las encuestas digan hasta ahora que va en tercer sitio de las preferencias.

Es más que posible que el gran elector que será López Obrador esté mirando desde hace meses a Adán Augusto como el hombre clave para sucederlo, siempre y cuando -insisto- Morena mantenga el Poder Ejecutivo, algo que justo ahora no está al ciento por ciento garantizado.

A diferencia de Claudia Sheinbaum y por supuesto también de Marcelo Ebrard, Adán Augusto es una garantía para la unidad morenista, un factor crucial y definitivo para la continuidad de la 4T, donde las tribus de quienes se cree hasta ahora surgirá la o el presidenciable -al igual que en el PRD en otro tiempo- muestran ya los dientes.

Aun dentro de Morena y en particular en la memoria presidencial se conocen sobradamente los perfiles, antecedentes y puntos débiles de la doctora Sheinbaum y Ebrard. Los veteranos y experimentados suelen decir que más vale un mal acuerdo que un buen pleito, y más en estos tiempos cuando está visto que no hay espacio para el perdón y menos para el olvido.

En esto de la política, además, no hay inocentes ni ingenuos, y a la ingenuidad se le llama de otra forma después de las dos primeras décadas de vida. Una cosa más, ya sabemos que no es lo mismo estar dentro que fuera del gobierno. Los políticos en general tienden a oxidarse fuera del poder.

Otra diferencia a favor de Adán Augusto es que al menos por ahora no le han exhibido antecedentes explotables electoralmente por quienes lo adversen una vez que inicie la campaña presidencial en firme. Sheinbaum y Ebrard enfrentarían con toda seguridad señalamientos graves, puntos rojos o negros, en sus respectivas trayectorias, que resultarían muy redituables para la oposición. No hace falta por ahora en este espacio referir puntualmente cada uno de esos señalamientos, que aun cuando se conocen, serían machacados duramente cuando la disputa por el voto entre en una etapa crítica.

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Disiento de la opinión de muchos comentócratas, según la cual la presencia y probable candidatura por la presidencia de Xóchitl Gálvez en el flanco opositor, obligaría en automático a la postulación de Sheinbaum. En política nunca hay nada escrito y mucho menos con tanta anticipación, si bien podría haber acuerdos políticos para consolidar el poder, tal como ocurrió durante décadas con el PRI, el auténtico cemento de su larga permanencia, algo que galvaniza incluso a los rebeldes. Para ejemplo, Ricardo Monreal. Después de todo, más vale algo que nada del todo.

Otra ventaja de Adán Augusto fue que al menos en su primera etapa en el Palacio de Cobián fue visto y reconocido, aún por la oposición, como un hombre dialogante y forjador de acuerdos.

Una más es que si bien Adán Augusto ha desempeñado una serie de cargos públicos, que incluyen el ejercicio legislativo y del Ejecutivo en su estado natal, en la mente de la mayoría de los mexicanos despuntó sólo cuando el presidente López Obrador lo designó titular de Gobernación.

Al nombrarlo, en agosto de hace dos años, López Obrador dijo de Adán Augusto: “Mi amigo, paisano y compañero entrañable, Adán Augusto López Hernández, previa solicitud de licencia como gobernador de Tabasco, será el nuevo secretario de Gobernación”.

Otro dato que ni Sheinbaum ni Ebrard pueden incluir en sus biografías es que López Obrador y López Hernández trenzaron en su natal Tabasco una amistad y cercanía que los vinculó desde la niñez y la juventud.

Por ello, cuando López Hernández renunció a la Segob, dijo en una carta al presidente que Payambé López, su padre, y su madre, Aurora Hernández, lo preceden a él mismo en cuanto a estima, respeto y admiración. Ambos “partieron orgullosos tras verlo dirigiendo a la Nación”, contó.

El padre de López Hernández murió en diciembre del 2020 y su madre, poco menos de un año después. Así que el matrimonio López Falconi-Hernández Sánchez también fueron entrañables para el hoy presidente de México.

“Yo soy poco más que una consecuencia de la lucha que usted encabeza y encabezó por décadas. Un ayudante de campo del sol”, citó López Hernández a Carlos Pellicer, el maestro político de López Obrador.

Veremos.

@RoCienfuegos1