El Presidente Andrés Manuel López Obrador designó como nuevo Secretario de Gobernación a su paisano Adán Augusto López lo que fortalece la presencia de personajes tabasqueños en puestos clave del Gobierno federal. Política y personalmente cercanos al mandatario, los funcionarios están al frente de grandes presupuestos, secretarías de Estado, empresas y proyectos que son prioritarios para la llamada Cuarta Transformación.
En cuanto concrete su licencia como Gobernador de Tabasco, el nuevo titular de Segob tendrá bajo su responsabilidad la gobernabilidad del País, la relación con partidos, gobernadores, poderes Legislativo y Judicial, así como la resolución de conflictos sociales, la protección de derechos humanos y la búsqueda de desaparecidos.
Al dar a conocer su incorporación al gabinete y agradecer la colaboración de Olga Sánchez Cordero, quien será la próxima presidenta de la Mesa Directiva del Senado, al recuperar su curul, el Presidente reconoció la cercanía con el mandatario tabasqueño:
“He invitado para que ocupe el cargo de Secretario de Gobernación a mi paisano, amigo y compañero entrañable, Adán Augusto López, Gobernador de Tabasco. Le pido a mis paisanos que se le permita a Adán venir ayudarme para terminar de consolidar el proceso de transformación”, dijo el Presidente, en Palacio Nacional.
La consolidación del proyecto que reiteradas ocasiones argumenta el presidente AMLO es una transformación que no debe parar y deberá seguir aun sin estar él al frente del ejecutivo, por ello es menester cuanto antes realizar “enroques” como en el ajedrez para que éstos sirvan a la causa de este gobierno o bien a su utopía de nación por la que tanto ha luchado y cree ciegamente.
Realizando una analogía con la historia, como es característico de ésta columna semanal, viene a mi memoria un pasaje exageradamente similar a estos “movimientos políticos” del mandatario y es que justamente del personaje histórico que tanto repudia y se queja López Obrador es al que pareciera emular más con tan singular forma de gobierno.
La consolidación del poder personal de Porfirio Díaz durante el largo periodo que ocupo la presidencia requería la domesticación de los poderes limitantes, legislativos y judiciales. Porfirio corrompió al legislativo volviéndolo una pieza al servicio del ejecutivo, hoy en día López Obrador envía a Olga Sánchez Cordero próxima presidenta de la cámara de senadores a recuperar su curul, una dama que argumenta estar comprometida con la agenda legislativa de AMLO.
Durante el porfiriato la cámara de diputados tan solo en 1886 contaba con un total de 227 diputados de los cuales 62 eran oriundos de Oaxaca lo cual hacia que la cámara pareciera un club de amigos de don Porfirio o de su esposa. Hoy en día el mandatario López Obrador “tabasqueñiza” prácticamente su gabinete con personajes clave al servicio de la reiterada transformación. Aparte de Adán Augusto López ahora secretario de gobernación, también se encuentra Javier May, secretario de bienestar, quien tiene a su cargo –de manera coordinada con presidencia- un ejército de 19 mil servidores de la nación, aparte de 192 mil millones de pesos anuales para repartir en programas sociales. Octavio Romero, paisano del presidente, ocupa la dirección de Petróleos Mexicanos (PEMEX) con un presupuesto de más de 544 mil millones de pesos, la empresa en considerada una prioridad presidencial. El General Audomaro Martínez, director del centro nacional de inteligencia (CNI), Juan Antonio Ferrer Aguilar a cargo del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y hasta el director del Archivo General de la Nación (AGN) Enrique Ruiz Abreu es oriundo de Tabasco.
El encumbramiento de tabasqueños en el actual gobierno de AMLO se asemeja al de oaxaqueños en puestos clave del gobierno de Porfirio Díaz, insertos en el grupo dominante de “los científicos” y parte fundamental de la Cámara de Diputados que permitía una comunidad en paz, en calma y en pleno crecimiento.
También a los magistrados los nombraba don Porfirio en el poder judicial prosperó el tráfico de influencias, las sesiones secretas, la incompetencia y el servilismo. Se avanzaba mucho y bien en la elaboración de leyes y códigos, pero se violaba la ley que reglamentaba la vida entre los individuos y el poder… la constitución.
Y no faltaba el ejército que era “un potro” más que había que domar, don Porfirio dividió a la República en 12 zonas militares y creo dentro de estas más de 30 jefaturas de armas cuando no podía neutralizar a los generales los atraía con “pan” como concesiones mineras, ferrocarrileras, forestales… o les daba “palo” amenazas, vergüenza, ostracismo.
Si se analiza con detenimiento las similitudes en el ejercicio de gobernar son similares excepto por marcarse una diferencia entre Porfirio Díaz y López Obrador. Con uno el respeto, incluso de sus opositores, era tal que se anteponía el característico mote español de “don” al nombre del mandatario y de esta forma aun hoy en día se recuerda a “Don Porfirio Díaz” en comparación actualmente con un titular del ejecutivo que incluso ha perdido seguidores pues dudan de su capacidad de mando, gobernabilidad y hasta capacidad mental.
¿Tú lo crees?… Yo también.