Han pasado un poco más de tres años desde que el pueblo mexicano decidió un cambio radical en el rumbo del país. A esta distancia temporal, es de suma importancia detenernos un momento para pensar en el gran Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) y cómo se han llevado a cabo sus objetivos, así como la coherencia que se ha mantenido respecto a sus valores. Resulta evidente que conla llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, la manera de hacer política se modificó, mejorando con creces la situación autoritaria que sufrían las y los mexicanos con los gobiernos neoliberales. De esta manera se ha alcanzado la primera promesa del movimiento, y la más importante, transformar la nación por cuarta vez.
Precisamente la renovación se logró a partir de que el presidente tenía en claro que nuestro México es una tierra compleja, un tejido entre diversas culturas, creencias, ideologías y expresiones. La apuesta se direccionó a la democratización participativa, es decir, que todos y todas las mexicanas, sin importar su credo, estrato social, preferencia sexual o grupo étnico, fueran partícipes de la toma de decisiones. De tal manera que se ha modificado la visión de las y los ciudadanos respecto a su función colaborativa con el gobierno.
Concretamente, las consultas ciudadanas son un ejemplo objetivo de la inclusión que fue propuesta desde los inicios de Morena. Pedir que los habitantes voten, es escuchar sus ideas, es un trabajo en equipo. De esta forma, se han realizado acuerdo y se han tomado acciones, como la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles o la Refinería de Dos Bocas; ambos proyectos fueron acertados y han contribuido al bienestar de toda la federación. Estos hechos constatan que nadie está por encima de otros por ninguna razón, que los privilegios, así como las acciones egoístas y corruptas, son cosa del pasado.
Hoy vivimos una realidad donde todas y todos entendemos que gobernar es un servicio, no para beneficiar a unos cuantos, sino para trabajar en colectividad y mejorar la calidad de vida de los hombres y las mujeres, que día con día, aportan a México su honestidad y su trabajo. El quehacer político se ha transformado gracias a la participación ciudadana libre de exclusión; las consultas se han vuelto una actividad fundamental para efectuar la gobernanza de la mejor manera. La reducción de las desigualdades es un logro más que nos llena de alegría, además de prometer un horizonte nuevo, libre, justo, fraternal y digno, lo que cada mexicana y mexicano merece. Reconocer las diferencias fue el primer paso, trabajar en conjunto para accionar en beneficio comunitario, es la meta que se ha alcanzado.