Promesas de campaña

Ya vienen las elecciones y con ellas los clásicos dimes y diretes entre los partidos, la guerra sucia, el desprestigio y las habituales promesas de campaña que no se cumplirán: que si mejorará el salario mínimo, que si habrá programas de protección para mujeres víctimas de violencia, cárcel a los políticos corruptos, etc, todo sigue igual, excepto por que ahora se tomó en cuenta la cuestión ambiental y hubo quien propusiera combatir al cambio climático.

 Lo bueno de esto, es que, al parecer, los ambientalistas ya somos un porcentaje significativo del padrón electoral como para que quieran ganar nuestro voto. No sé si por la lata que ha dado Greenpeace en el senado, las marchas citadinas del movimiento Fridays For future, la presión de derechos humanos por los homicidios y agresiones contra activistas o por las protestas de los pueblos indígenas contra algunos megaproyectos que dañan su entorno.  

Lo malo es que sabemos, que no cumplirán, porque el ambiente es de los últimos temas en la agenda política, primero está echarse tierra los unos a los otros, después está criticar las políticas económicas, las violaciones a los derechos humanos y ventanear la vida privada de los políticos.

Pero también, sabemos que no cumplirán, porque, para combatir el cambio climático, se requieren medidas  enérgicas que serían políticamente incorrectas, como encarecer, reducir y racionar aún más el suministro de agua y energía eléctrica para evitar su desperdicio, negar licencias de construcción en todo el país para evitar la deforestación, imponer el programa hoy no circula en todo el país, mayores incentivos fiscales para las empresas y personas que usen energía limpia, prohibir definitivamente el comercio de madera para evitar la tala de árboles, regular estrictamente la agricultura, ganadería y pesca ya que la sobre explotación de dichos recursos naturales es causal de pérdida de la biodiversidad, ya lo comenté en columnas anteriores, la degradación del suelo en México es terrible.  Definitivamente, eso incomodaría a demasiados ciudadanos y no volverían a votar por el partido que lo instaurara. 

Y es que, prácticamente nadie estaría dispuesto a sacrificar su comodidad, ni bolsillo  por un planeta mejor. Por ejemplo, los seguidores de AMLO, aplauden el proyecto de la refinería de Dos Bocas y la compra de la Refinería de Shell de la cual eran co- propietarios varios ex mandatarios, lo cual nos garantizaría el abasto de combustible fósil, pero lo que de verdad se necesita es dejar de utilizarlo. En la pasada cumbre virtual sobre el cambio climático, nuestro presidente no habló d en ningún plan en concreto. 

Cuando fue la encuesta ciudadana nacional, para elegir en que proyectos debería invertirse el erario público, y voté en contra de la construcción del nuevo aeropuerto, la persona que estaba a mi lado, felizmente presumía que votó a favor, porque eso nos sacaría de pobres.  ¿En serio?. Haber cancelado el proyecto del Aeropuerto en Texcoco no solo significó la pérdida de miles de pesos, sino también se cientos de hectáreas de cultivo y el daño permanente e irreversible a ésa cuenca lagunera, porque hay que recordar que dicha zona, era parte del antiguo lago de Texcoco, hoy casi extinto. Recuperar dicho cuerpo de agua es casi imposible, pero si se lograra sería un gran beneficio ambiental, no económico para la región. Ahora que se habilite el aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, se construirán cientos de casas y edificios, acabando con las parcelas de la región, lo cual se traduce nuevamente en un ecocidio.     

De la misma manera, prometió AMLO que con la construcción del tren maya, no se dañaría la selva lacandona, sino que se utilizarían las vías férreas existentes, pero, diversas comunidades indígenas, conscientes del potencial daño ambiental, se han opuesto al proyecto y la estrategia del gobierno, ha sido, replantear la ruta por la cual pasará el tren maya y esto está llevando a la tala de otras zonas para construir nuevas vías férreas, ¿no que no se iba a dañar la selva?. Claro está que esto no sale en las noticias.

Creo que lo único bueno, en contraparte, está el programa federal: “Sembrando vida”, que se queda corto en materia de reforestación, comparado con toda la destrucción que se genera en aras del progreso. 

Presume el Partido Verde que propuso convertir basura en energía eléctrica y yo me pregunto: ¿sirvió de algo, se logró algo?, no hay ningún programa gubernamental que cumpla con ello; las empresas que trabajan en ello, no reciben apoyo del gobierno, ni siquiera incentivos fiscales y ahora que fue aprobada y echada para atrás la reforma energética, quedó claro que la energía limpia es el negrito en el arroz al que nadie quiere por que no deja suficiente dinero y no se le ve como opción real. 

Miles de hectáreas de bosques, selvas y playas están siendo vendidas a particulares para su explotación, sobre ellas se están construyendo complejos turísticos, residenciales de lujo, puertos para cruceros turísticos, etc. Que “modernizan” la zona y atraen turismo internacional con jugosas remesas económicas, pero acaban con los recursos de la región. También se encarece la vida en ésas zonas y el beneficio inicial de tener un mejor empleo, se ve nulificado cuando los servicios, alimentación y vivienda cuestan más. 

La ley para el procesamiento de desechos sólidos, sigue sin ser lo suficientemente fuerte como para ofrecer un resultado real contra la basura y es que los políticos que la apoyan (una minoría, la mayoría está más enfocada en seguirle el cuento al líder), ya van de salida y los que llegarán, seguramente no tendrán tiempo suficiente para analizarla. Primero posarán para la foto y celebrarán la victoria sobre los otros. Victoria que no sé si sea digna de festejarse. ¿Qué ganaríamos?

Lo que los ciudadanos no terminamos de entender es que más importante que el combate a la corrupción, la inclusión, la no discriminación, los derechos humanos, la crisis política y económica está la preservación del ambiente. Mi voto será para la propuesta que si logre resolver el cambio climático, no para el que me prometa lo mismo de siempre. 

¿O tu qué opinas? 

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