Leona Vicario real, imaginada, admirada…

La academia y la literatura, la historia y el feminismo se han interesado por hacerla visible. Sobre ella se han escrito ensayos y novelas, ha provocado evocaciones reales y nostalgias imaginarias. En efecto, la figura de Leona Vicario ha provocado que diferentes plumas intenten atraparla, que cientos de páginas deseen recuperarla, siempre real, totalmente construida en nuestro imaginario. 

Una de las investigadoras que con mayor profundidad abordó la importancia de esta mujer fue Anne Staples, quien en 1976 publicó el libro titulado Leona Vicario donde advirtió que la poca documentación existente dificultó mucho explorar la infancia y hasta los sentimientos de esta heroína de la Independencia de México. Por ello, la especialista preguntó: “¿Hasta dónde puede el historiador imaginar cuáles hayan sido las circunstancias de su vida que la orillaron a actuar? Por ello, propone reflexionar más sobre lo que no sabemos de Leona que lo que se sabe de ella, interpretar sus silencios y su posible significación”. 

Aunque, uno de los trabajos pioneros más significativo fue el de Genaro García, intelectual mexicano del siglo XIX. Su texto Leona Vicario, heroína insurgente (reeditado en 1980) permitió advertir que desde una perspectiva emancipadora es posible escribir una biografía que dibuje a una mujer inteligente, tenaz y decidida. La obsesión de este investigador por recuperar documentos originales de la época colonial, permitió que hasta la fecha se conozcan algunas las expresiones directas, originales y revolucionarias de este personaje femenino, sobre todo por medio de una carta que ella publicó en El Federalista y que hasta la fecha se sigue reproduciendo: “…no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y la libertad no les son unos sentimientos extraños; antes bien vale obrar en ellos con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea el cual fuere el objeto o causa por quien las hacen, son desinteresados, y parece que no buscan más recompensa de ellos, que la de que sean aceptadas.” 

Otro investigador que la recuperó en el ámbito periodístico fue Fortino Ibarra de Anda, en su libro Las mexicanas en el periodismo (1934), afirmó que Leona debe ser considerada la primera mujer periodista en el país. Hizo una semblanza de la heroína, donde celebraba la gran iniciativa y bravura de esta mujer al escapar de sus perseguidores, disfrazarse para no ser atrapada y parir a su primera hija en una cueva. 

En Leona Vicario: la mujer fuerte de la Independencia, Echánove Trujillo confirmó el importante papel que ella desempeñó en los años más agitados del movimiento independiente. Expuso la manera en que financió a los insurgentes, las estrategias para enviarles correspondencia, su astucia para disfrazarse y escapar de sus raptores, el juicio que enfrentó y sus días tranquilos en los últimos años de su vida. 

En 1979 revista FEM dedicó un número especial a la presencia femenina en la historia de México y Elena Urrutia presentó un perfil completo y afirmó que “convendría hacer un poco de historia para recordar la participación valiente y decidida de Leona en las luchas de la independencia”. 

Será hasta el siglo XXI que aparezcan dos obras significativas sobre ella.  Una de ellas fue escrita por Celia del Palacio, destacada investigadora y pionera en los estudios de historia de la prensa en los estados, que ha incursionado en la literatura. Ella, de una manera ágil y sensible recreó y dio voz a esa joven insurgente que participó decidida en la Independencia. Su novela, titulada simplemente Leona, es resultado de una gran investigación, en lo que del Palacio no solamente buscó documentos sino visitó los lugares donde posiblemente Leona vivió para imaginarla en movimiento, para seguir sus pasos, para rastrear su alma. El texto está escrito con verdadero compromiso y pasión para darle vida y sentido humano a Vicario.

Ante la convocatoria del premio Bicentenario Grijalbo de Novela Histórica, en 2010, Carlos Pascual resultó el vencedor con su obra La insurgenta. El escritor aseguró “me parece importante escribir acerca de Leona Vicario, porque la historia en México está hecha por héroes y por villanos, porque la historia presenta hechos, cosas; difícilmente presenta ideas y Leona Vicario es ante todo ideas: no dio de gritos en ningún lado, no dio de taconazos en otra parte, no levantó una lápida ni quemó una puerta. Leona Vicario escribía ideas, fue una de las grandes ideólogas de la Independencia, junto con su marido, Andrés Quintana Roo, y eso me parece muy importante resaltarlo y escribir sobre las ideas que gestaron el movimiento independentista”. Una de las razones para que esta novela fuera la ganadora fue que destacó las cualidades humanas del personaje. 

Es así como a lo largo de los años, Leona Vicario sigue conquistando espacios y reconocimientos, pero sobre todo el interés serio y comprometido por recuperarla con todo su orgullo femenino y toda su historia de mujer mexicana que creyó y luchó por un país independiente.  

 

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Usa anteojos de armazón sirena para intentar observar la vida con mayor claridad. Adora las minifaldas y colecciona medias con las figuras llamativas. Aunque valora más sus manos, las mismas que siguen brincando con pasión e ilusión por el teclado de su computadora para compartir lo que piensa, en lo que cree y el mundo en el que le gustaría vivir. Está absolutamente convencida en la utópica posibilidad de convertirse en otro modo de ser humano y libre como dice Rosario Castellanos. Es profesora investigadora en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Desde 2003 vive en la Bella Airosa. Estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en la UNAM, la licenciatura, la maestría y el doctorado, todo en el campo académico de la comunicación. Periodista desde 1987. Actualmente tiene la columna Bellas y Airosas. Es comentarista del noticiario de Radio Universidad de Hidalgo y colabora en Alas Mujeres. Ha escrito diversos artículos, ensayos y libros