El presidente Andrés Manuel López Obrador buscó desde que estaba en campaña electoral impulsar una consulta popular cuyo propósito sería esclarecer las acciones delictivas que cometieron los expresidentes: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto cuando ejercían el poder.

Aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), al evaluar la legalidad de la pregunta de ésta consulta popular fue tajante al mencionar que no podían colocarse  nombres propios además de que el ámbito de la pregunta no puede estar dirigido a un individuo o individuos en particular, pues en México están prohibidas las leyes que se redacten específicamente con nombre y apellido ésta consulta se llevará acabo caiga quien caiga.

La ciudadanía cansada de tanta arbitrariedad, fraude, corrupción y muerte durante los sexenios de estos personajes se encuentra ansiosa por acudir a votar y ejercer presión para un juicio sumario necesario y deseable.

Seguramente los expresidentes no se intimidarán ante esta consulta popular, antes han existido acusaciones contra ellos y han salido, si bien no fortalecidos sí inamovibles de las múltiples demandas en su contra. Prueba de ello ha sido la confianza puesta en el abogado “de los presidentes” que, sin duda ante esta consulta espera paciente la contratación de sus servicios.

Analicemos:

Juan Velásquez se recibió como abogado por la UNAM en 1970. Para ese entonces, la experiencia que había adquirido trabajando en el despacho de su padre le permitió acercarse a casos emblemáticos. Su primer defendido público, en cuya defensa trabajó al lado de su padre, fue David Joel Kaplan, un ciudadano estadounidense acusado de homicidio que en 1971 se fugó a bordo de un helicóptero del penal de Santa Marta Acatitla, el de mayor seguridad del país en esa época. El escape de Kaplan fue conocido como “la fuga del siglo” por la espectacularidad de la maniobra que contó con la participación de Roger Hershner, excombatiente de Vietnam de 29 años de edad que pilotó la nave en la que el convicto y un compañero de celda abandonaron la prisión.

Entre otros de sus defendidos prominentes se encuentran personajes tan sui generis como es el caso de los ex mandatarios de México que ha defendido con fiereza y éxito. A Juan Velásquez lo apodan, contra su voluntad, “el abogado del diablo”, pues nunca ha perdido un caso. Entre los clientes a los que ha defendido se encuentran: Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari.

A López Portillo, presidente durante el sexenio de 1976-1982, lo defendió de la denuncia por presunto peculado que interpuso el extinto partido político Partido Social Democracia (PSD) en su contra en 1983. El caso no representó un reto para el equipo legal del expresidente, puesto que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) exoneró sin juicio al exmandatario y a todos sus colaboradores el mismo año.

Caso similar ocurrió con Carlos Salinas de Gortari, quien dejo en manos del abogado su representación por la denuncia que presentó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) por presuntos delitos contra la riqueza nacional y ejercido indebido cargo público durante su sexenio.

La querella incluyó a los principales colaboradores del sexenio salinista como fue el caso de Pedro Aspe, quien fuera secretario de hacienda; Miguel Mancera Aguayo, ex gobernador del Banco de México; Jaime Serra, exsecretario de comercio, entre otros.

La parte denunciante acusaba a Salinas y a su gabinete de ocultar dolosamente la situación real de las finanzas públicas del país por intereses personales y de partido.

Y el caso más emblemático hasta el momento llegó en 2004 cuando se enjuicio al expresidente Luis Echeverría Álvarez quien fue secretario de gobernación durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, Juan Velásquez lo defendió durante el sexenio de Vicente Fox de las acusaciones sobre su participación y responsabilidad en la matanza del 02 de octubre de 1968 y también por el conocido “Halconazo” el 10 de junio de 1971 logrando dejarlo en libertad.

Tras el triunfo en la contienda legal Luis Echeverría ofreció un pago de cuatro millones de pesos a Velásquez que según dijo haber rechazado, puesto que ganar el caso era más importante que el cobro de los honorarios.

A pesar del orgullo que expresa por haber participado en asuntos de interés nacional, Juan Velásquez evita los casos “escandalosos” para así disfrutar los logros de su vida profesional.

Se dice orgulloso de su condecoración de servicios distinguidos que el ejército y la marina de México le entregaron por su entrega, lealtad, esmero y dedicación en el cumplimiento de su representación legal. Solo él y Javier Oliva Posada, académico de la UNAM y especialista en Fuerzas Armadas poseen dicho reconocimiento, presume Velásquez.

Tras el cierre de su carrera y su vida misma sabe que es lo que le depara el futuro:

“Espero retirarme en paz y en una de esas, con la certeza que tengo, de ser olvidado”

¿Será olvidado?… Sí, yo también lo dudo.