Por Arturo Moreno Baños

Vida, lucha, muerte, palabras que adquieren otro significado cuando nacen desde el genuino deseo de cambio, personas que después se denominan “héroes”, pero que sólo adquieren una dimensión de compromiso y entrega por un objetivo que supera lo meramente individual. Así, los eventos parteaguas van tejiendo la historia de un pueblo o toda una nación, cimentados en los actores que pusieron a girar la rueda de los acontecimientos. 

Este 02 de marzo se cumplirán 192 años del fallecimiento de  María Josefa Crescencia Ortiz Girón mejor conocida como “La corregidora” una mujer que logró pasar a la historia nacional como un ejemplo de coraje y tenacidad logrando un anhelado sueño, la independencia de “La Nueva España” respecto a la metrópoli.  

Existe un férreo debate sobre su fecha y lugar de nacimiento, aunque entre lo más aceptado es que nació el 8 de septiembre de 1768 en Valladolid, lo que hoy es Morelia, Michoacán, aunque otras versiones aseguran que fue en la Ciudad de México. 

Se casó en secreto con Miguel Domínguez, quien sería corregidor de Querétaro. La boda se celebró en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México el 24 de enero de 1793. Miguel Domínguez, quien por aquellos años trabajaba en la Real Hacienda y en la oficialía del virreinato y quien fue nombrado Corregidor en 1802.

Durante los primeros años de matrimonio Josefa se dedicó a las labores del hogar y a la crianza de los dos hijos de su esposo, quien había enviudado de su primera mujer.

Con el tiempo los aires de libertad llegaron a sus oídos e igual que en Valladolid (hoy Morelia), en Querétaro se había extendido el espíritu libertario, y con el pretexto de tratar sobre temas culturales y artísticos, el matrimonio Domínguez se unió a la causa independiente. 

Primero en la Academia Literaria del clérigo José María Sánchez con  los oficiales Allende y Aldama, los licenciados Lasso y Parra y los hermanos comerciantes Epigmenio y Emeterio González. Aquellas tertulias eran en realidad juntas secretas  donde se discutía la situación del virreinato y los caminos para enfrentarla eran siempre el tema del día. En las reuniones se congregaban principales defensores de la independencia, se llevaban a cabo en casa de los Domínguez, Ahí mismo se planearon conspiraciones como las de San Miguel, Celaya, Guanajuato, San Felipe, San Luis Potosí y la Ciudad de México, dirigidas por Miguel Hidalgo.

Lo que comenzó como charlas acaloradas alcanzó un nivel de organización que se consolidó en un plan para levantarse en armas el 1° de octubre de 1810. 

Pero no salió como se planeó, el 13 de septiembre fueron descubiertos los conspiradores por un infiltrado que informó a las autoridades y al virrey sobre una conspiración en Querétaro.

Por este suceso tuvieron que adelantarse los planes porque el gobierno de la nueva España fue alertado. Mientras los participantes eran arrestados, Miguel Domínguez encerró en su cuarto a su esposa, Josefa, sin embargo se las ingenió para alertar a Ignacio Pérez, quien transmitió el mensaje a Juan Aldama y a Miguel Hidalgo. Esta situación provocó que el 16 de septiembre se diera el Grito de Dolores.

Con el paso de los años Josefa vio llegar la independencia tan anhelada, pero su alegría se opacó al ver cómo Agustín de Iturbide se convertía en el emperador del nuevo país. “Josefa Ortiz es reina de su casa, y jamás cambiará ese título que la envanece por el de criada en casa ajena”, le mandó decir al “Dragón de Fierro” cuando éste la invitó a ser dama de honor en el palacio. Su esposo, no obstante, pudo recobrar su posición política, y llegó a ministro de la Suprema Corte de Justicia.

Josefa murió aquel mes de marzo de 1829, de pulmonía, después de andar, todavía, en tertulias políticas y apoyar a Vicente Guerrero. Se dice que en alguna ocasión echó de su casa al presidente Guadalupe Victoria. Deprimido, Miguel murió menos de un año más tarde. Y aunque en el pasado reciente se ha insinuado una relación amorosa entre Josefa e Ignacio Allende, pruebas sólidas no hay al respecto. En cambio, es sabido que el matrimonio Domínguez y Ortiz estuvieron juntos hasta el final. 

Porque no es chisme… ¡Es historia!