Covid-19, batalla perdida

Por Francisco J. Siller

Aún cuando la Secretaría de Salud anuncia el riesgo de un rebrote del Covid-19 en 8 entidades del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que no puede hablarse de ello, “porque en algunos estados está disminuyendo consecutivamente la pandemia, es decir, semana tras semana hay descensos”.

Declaraciones de la mañanera que se dan en un contexto en el que el número de muertes va en aumento —más de 87 mil— y se dan 5 mil 788 nuevos contagios en las últimas 24 horas. Y no hablemos del número creciente y total de infectados que ya rebasan los 860 mil setecientos casos.

Es cierto que hay algunos estados en donde ha aumentado el contagio y otros donde ha disminuido, pero no por ello puede afirmarse que la pandemia está vencida. La única batalla ganada es la de las camas de hospital disponibles, que no se han saturado, porque la política es enviar a casa a la mayoría de los enfermos.

Se ha vuelto costumbre en el presidente contradecir a los miembros de su gabinete, en especial cuando dicen algo que no le gusta, sin detenerse a pensar que pueden tener razón y el caso más reciente es el del secretario Jorge Alcocer quien dijo que “se asoma el heraldo de un posible rebrote” en ocho entidades.

De acuerdo a la información oficial de Salud, los estados con rebrotes son Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Nuevo León, Querétaro y Zacatecas, sin contar a la Ciudad de México, donde las autoridades advirtieron de un sensible incremento en las hospitalizaciones.

Para el presidente, que siempre tiene datos diferentes, incluso a los oficiales, “es un alivio y demuestra con mucha claridad, precisión, que no hay un rebrote, que puede ser que aumente el número de ocupación hospitalaria, pero no se refleja en un incremento de fallecimientos”.

Decir que en México tenemos lo que no tienen otros países, otros gobiernos, no basta para convencer. Que tenemos expertos y son los que conducen, no son políticos los que están manejando la pandemia, pero eso de qué sirve, si cada vez que puede los contradice e impone su criterio.

Y ello es cuestionable, porque no refleja la realidad, expuesta por los especialistas entre ellos Ruy López Ridaura, director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, quien sostiene que a los contagios confirmados debe aplicarse el porcentaje de 40% de positividad. Entonces los casos reales podrían ascender a más de un millón de casos.

A López Obrador no le gusta que lo critiquen y mucho menos “que le lleven la contraria”. Él encabeza un gobierno unipersonal donde solo cuenta su opinión y esta visto en su relación con la prensa, con los científicos, académicos, especialistas, calificadores u organismos internacionales que opinan sobre el futuro del país.

Y eso ocurre con la pandemia. Para él todo es “color de rosa”, vamos avanzando, vamos saliendo, cuando el numero de muertes va creciendo y el de los enfermos también, pero ignorarlos no soluciona nada, como también pasa con las feministas, la seguridad, el desabasto de medicinas o la lenta recuperación económica.

En ocasiones anteriores he insistido en la necesidad de que el presidente diga la verdad en sus mañaneras, que no la distorsione ni la doble para ajustarla a sus intereses. Los mexicanos le agradeceríamos que deje de mentir y exponga la realidad, tal cual es.

El Institute for Health Metrics and Evaluation que es un instituto de investigación que trabaja en el área de estadísticas de salud global y evaluación de impacto y que depende de la Universidad de Washington proyecta más de 104 mil muertes por Covid-19, para el 1 de diciembre, cuando se cumplan los dos años del gobierno de López Obrador.

Un panorama sombrío ante el inexorable paso del tiempo, en el que los pronósticos del gobierno han fallado, en buena parte porque no se ha hecho lo suficiente y se ha negado a tomar en cuenta la experiencia de otros países, para evitar que se cumpla el pronóstico del IHME de llegar a los 138 mil fallecimientos al final de la temporada invernal.

Un gobierno no puede ser exitoso bajo la premisa de “aquí solo mis chicharrones truenan”. Estamos a tiempo de corregir el rumbo.