Senadores del PRI consideran esencial asegurar acceso a productos básicos para prevenir hambre y desnutrición en zonas afectadas por fenómenos naturales
A fin de proteger a las poblaciones más vulnerables en situaciones de emergencia, senadores del Grupo Parlamentario del PRI presentaron ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, una iniciativa que plantea la obligación de establecer un banco nacional de alimentos.
El propósito del proyecto, que adiciona un cuarto párrafo al artículo 4 de la Constitución y que se inscribió en la Gaceta Parlamentaria del miércoles 24 de enero, busca garantizar a la población afectada por desastres naturales el acceso oportuno de alimentos en situaciones de emergencia y desastre.
Los senadores Manuel Añorve Baños, Mario Zamora Gastélum, Claudia Edith Anaya Mota, Nancy de la Sierra Arámburo, Ángel García Yáñez, Verónica Martínez García y Cecilia Sánchez García, destacaron que su propuesta no sólo refuerza el compromiso constitucional con el derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, sino que también demuestra la responsabilidad del Estado en proteger a las poblaciones más vulnerables en momentos de crisis.
La creación y fortalecimiento de un banco nacional de alimentos, con enfoque en la asistencia a la población damnificada por desastres naturales, es esencial para cumplir con el deber constitucional de garantizar el acceso a alimentos en condiciones adversas, afirmaron los legisladores.
Mencionaron que la mayoría de los desastres ocasionan escasez de alimentos, tal es el caso de los huracanes, inundaciones y tsunamis que afectan directamente la disponibilidad de alimentos al destruir cosechas, matar ganado y dañar las reservas de comida.
Consideraron que México es uno de los países que con mayor frecuencia sufren terremotos, donde las tormentas generan inundaciones frecuentes que ocasionan deslaves que arrastran poblaciones a su paso y bloquean caminos vitales de comunicación.
“En México, un país expuesto a una variedad de fenómenos naturales, desde terremotos hasta huracanes, se hace evidente la necesidad de contar con un mecanismo ágil y efectivo para atender las emergencias alimentarias resultantes de estos eventos”, señalaron.
“Las heladas arrojan daños materiales considerables al impedir a los agricultores sembrar y cosechar. Las sequías afectan el riego de cultivos. Y, finalmente, de junio o noviembre llegan los huracanes a lo largo de la costa del Pacífico, en el Golfo y en el Caribe”, advirtieron.