Golpe de Estado en Sudán

Ejército disuelve el Gobierno de transición. Tensión entre los líderes civiles y militares encargados de dirigir el país. El primer ministro Abdalá Hamdok está detenido y se desconoce su destino.

 

La acción del ejército de Sudanés se produce en medio de la tensión entre los líderes civiles y militares encargados de dirigir el país, provocada en las últimas semanas. Este lunes se han arrestado a la mayoría de los miembros del Ejecutivo sudanés, entre ellos, el primer ministro, Abdalá Hamdok.

Miembros civiles del Ejecutivo habían alertado de que el Ejército estaba fomentando la inestabilidad y sembrando la discordia entre sus filas con el fin de crear las condiciones oportunas para asaltar el poder.

Un grupo muy cercano a los militares, integrado en las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, que encabezaron las protestas contra Omar Al Bashir, integró una alianza propia con fines de ofrecer una cobertura civil al Ejército.

En tanto, uno de los grupos que encabezaron la revolución de 2019 contra Omar al Bashir pide a los ciudadanos que salgan a las calles para detener el motín. La reacción de cientos de manifestantes no se ha hecho esperar y salen a la calle para protestar contra el golpe de Estado en marchas donde se han registrado disparos y consecuentemente heridos.

Asimismo, desde el pasado sábado cientos de personas se mantuvieron concentradas en Jartum para pedir a los militares que asumieran el poder, en una protesta envuelta en sospecha por las imágenes en redes sociales que capturaron el reparto de comida y dinero entre asistentes y la presencia de niños. El 11 de octubre, Facebook anunció el cierre de una red de cientos de páginas falsas vinculadas a las Fuerzas de Apoyo Rápido, un temido grupo paramilitar, que intentaba manipular a la opinión pública pidiendo al ejército tomar el poder.

Líderes civiles del país se habían manifestado molestia e impaciencia ante la inacción de los militares a realizar una reforma profunda de las instituciones de seguridad y militares, incluido su imperio económico, y de someterlas al control civil. También les han reprochado su obstrucción en cuestiones clave como investigar crímenes de las fuerzas de seguridad tras la caída de Al Bashir y cooperar con el Tribunal Penal Internacional en su investigación sobre el genocidio de Darfur, que podría salpicar a algunos de sus líderes.

En respuesta, las fuerzas revolucionarias y partidarios de un Gobierno civil y democrático protagonizaron el pasado sábado manifestaciones masivas en ciudades de todo el país, demostrando una gran capacidad de movilización que se está repitiendo este lunes.
Imágenes en internet muestran cientos de manifestantes en puntos clave de la capital, como las inmediaciones de la sede del Ejército y del aeropuerto.

Entre los arrestados se encuentran varios miembros civiles del Consejo Soberano de Sudán, que actúa como jefe de Estado durante la transición, ministros, gobernadores estatales, incluido el de Jartum, miembros de un comité encargado de desmantelar las estructuras del régimen de Al Bashir y líderes de las principales organizaciones civiles del país, como las Fuerzas de la Libertad y el Cambio y la Asociación de Profesionales Sudaneses, según ha detallado en un comunicado el Partido del Congreso de Sudán, que se ha adherido a las protestas.

La Administración de Joe Biden en Estados Unidos, por su parte, ha reaccionado rápidamente a los hechos y ha amenazado con cortar su ayuda al país africano si no se detiene el golpe militar.

El enviado especial del país para el Cuerno de África, Jeffrey Feltman, que este mismo fin de semana se reunió con los líderes militares y civiles del país, ha señalado en un mensaje en Twitter que los informes sobre un golpe militar son “totalmente inaceptables” y que cualquier cambio en el Gobierno “pone en riesgo la ayuda de Estados Unidos”.